Laura Rodríguez
'Psicosis': Guía de cómo crear una obra maestra
Para esta semana quiero hablaros de una película que sin duda rompió los moldes de lo que hoy consideramos cine de terror, incluso el cine en general no volvió a ser el mismo tras su estreno, buscad vuestro traje y corbata más elegante y recibid en vuestra pantalla al maestro del suspense, porque esta semana nos ponemos en la piel de Alfred Hitchcock y su famosa obra, Psicosis (1960).
Como veis no estamos hablando precisamente de una película reciente, ni de una época que se parezca en nada a la nuestra, estamos en un momento en el que la "Margot Robbie" del momento era la tan conocida Marilyn Monroe, que solo hacía un año del estreno de Con faldas y a lo loco (1959,Billy Wilder) y que el director que nos importa ahora mismo, Hitchcock acaba de sacar a la luz su último thriller, Con la muerte en los talones (1959). Pero el director ya busca un nuevo tema, un nuevo proyecto que lo envuelva y capte su atención, y llega a sus manos la novela recién publicada de Psicosis, escrita por Robert Bloch basado en uno de los asesinos en serie más conocidos de Estados Unidos, Ed Gein.
Hoy en día cuando a una película de terror se le cuelga el cartelito de "basada en hechos reales" es algo que a primeras nos cuesta creer, pero en el caso de psicosis, podemos afirmar que podía haber sido uno de los reclamos más importantes de esta película. Ed Gein profanaba tumbas de mujeres muertas recientemente con la intención de desmembrar sus cuerpos y elaborar macabras creaciones, todo un artista de la época, posteriormente inspiró a grandes obras del cine como La matanza de Texas (1974, Tobe Hooper) o El silencio de los corderos, tanto la novela (1988, Thomas Harris) como la homónima película (1991, Jonathan Demme).
Conociendo a alguno de los que leéis esto, habréis ido corriendo a ver toda la truculenta historia de Ed Gein esperando saber con todo lujo de detalles como, cuando donde y por qué se dedicó a cometer dichas atrocidades a aquellas inocentes mujeres, y pondréis una cara de escándalo, pero no podréis dejar de leer, ahí está la clave de la cuestión, la curiosidad dentro de la morbosidad del asunto, con ese estupendo ingrediente juega Hitchcock durante toda la película, y con esa premisa crea una de las escenas más complejas de la historia del cine.
3 minutos de escena, 50 fotogramas, una protagonista que muere a mitad de película y una canción que es de las más utilizadas en la historia del cine (y que extrañamente todavía no huele a rancio, pero si a topicazo), consiguieron que la película peligrara por mostrar o insinuar una desnudez, si amigos, la dignidad del cine era directamente proporcional a lo conservadores que fueran los censores, evitando casi que a una mujer se la reconociera como una mujer en si misma.
Es por esto que la Paramount le cortó las alas a nuestro pobre e "indecente" Hitchcock y limitó el estreno de la película a un par de salas de cine, sin preestreno para todo el elenco de la película y condenando a la película a pasar sin pena ni gloria.
Si estuviéramos de nuevo en el siglo XXI, puede que Hitchcock se hubiera puesto en pie de guerra contra la productora, despotricando en internet, entre airados tweets e incendiarios posts de Facebook, incluso con una pequeña campaña de crowdfunding para sus legiones de Hitchkers (o como leches podamos llamar a los posibles fans locos del director) que dejarán cada céntimo en que la película se llevara a cada rincón del planeta, en realidad las posibilidades de actuación son infinitas, pero de nuevo estamos hablando de 2016 y no de 1960, donde un tweet era el simple sonido de un pajarillo al salir el sol, así que la promoción fue ligeramente distinta a lo que esperamos.