Milagros Bará
Carta a María sobre el machismo
En este caso no hablo de la Virgen, ni de María Magdalena, ni de "la Jiménez", hablo de una escritora. Por supuesto que no me refiero a los hombres en general. Hablo de un grupúsculo de machistas de portadores de micropenes mal medidos.
Hola María, como bien sabrás el machismo sigue haciendo estragos entre nosotras. Dios los da y ellos se agrupan... y en ciudades pequeñas ni te cuento. Por eso apoyo vivamente a la Presidenta de la Diputación, Carmela Silva: Carmela, te doy toda la razón y "lo estás haciendo muy bien", porque eres la única en nuestra ciudad que abandera la puesta en valor de la mujer... como la de cualquier hombre.
Con el clúster de testosterona rancia y trasnochada que se ha apuntalado entre nosotras hay que dejar que corra el aire, porque con cualquier tormenta tropical se irán literalmente a tomar viento. María, ten en cuenta que "ellos" se pasan la vida comparando "quién la tiene más grande". Mientras pierden el tiempo mirándose la entrepierna a nosotras nos preocupan otros asuntos de mayor trascendencia.
No hay que perder de vista que fue una "serpiente macho" la que le ofreció a Eva una manzana envenenada... y por eso Eva perdió su estancia vacacional en aquel maravilloso Paraíso.
Hay a reuniones de machistas a las que hay que ir con un pene gigante. Vas y te sientas con un enorme falo al lado de un tío que eso, cuando piensa en el suyo, le baja los niveles de testosterona en cero coma, y se pasa las horas tomando sus propias medidas.
El machismo imperante es como una garrapata. Estos animalillos son muy difíciles de extirpar porque casi siempre se queda la cabeza "dentro" y al cabo de unas horas causa estragos. Estos fenómenos del machismo tejen telas muy finas mientras te puedan chupar la sangre y sacarte hasta los higadillos. Después se van con la barriga llena, sin decir ni gracias ni adiós, y es cuando te das cuenta de que te has estado sentando con tu peor enemigo.
Estos del clúster de macho cabrío son como el Esmigol de "El señor de los anillos", con dos caras y las dos feas. Pero nosotras debemos seguir "palante", como los de Alicante. Sólo nos faltaba dejar de hacer lo que queremos por pura envidia maledicente. Al lado oscuro "ke les den"... en ese agujero negro, como el carbón de Navidad, que tenemos todos, en mayor o menor medida, entre las nalgas. Las ciudades pequeñas y mal ventiladas es lo que tienen, atufan a berraco.