José Benito García Iglesias
Retales de monumentos salpicados por la ciudad
Repartidos por el Casco Histórico de nuestra ciudad se encuentran una serie de fragmentos de monumentos, ya desaparecidos, y que desde hace muchos años cohabitan con nosotros.
Quiero mostrar una recopilación de algunos de esos "retales de la historia" y que por la costumbre de verlos asiduamente, pasan desapercibidos. Me refiero a esos restos de edificaciones, diversos componentes de monumentos y construcciones que ha tenido nuestra ciudad y ahora, fragmentados, forman parte de nuestras calles, plazas y jardines y de nuestro paisaje urbano en general.
Como bien han comentado en su día historiadores de nuestra ciudad, al profesor Filgueira Valverde deberíamos de agradecerle, entre otras muchas cosas, el que fuese el promotor de que muchos de esos fragmentos de la historia, se entremezclasen con el entorno urbano actual, produciéndose esa mixtura de lo antiguo con lo moderno y que no fuesen depositados en almacenes o en el interior de un Museo.
Vamos pues a citar algunos de ellos:
La fuente de la Herrería.- Desde que se retiró de su emplazamiento original en 1857, sus restos fueron salvados de la destrucción por la Sociedad Arqueológica y conservados en el interior de las Ruinas de Santo Domingo, hasta que en 1928 se decidió ubicarla en su emplazamiento actual, con la salvedad de su gran tazón que no fue encontrado, el que tiene se le añadió en ese momento.
El Campanil del Ayuntamiento.- Está situado en la cubierta del Ayuntamiento, próximo a su fachada posterior. Procede del demolido Hospital de San Juan de Dios (plaza de Curros Enríquez), junto con una de sus campanas, en un dibujo de Federico Alcoverro lo podemos contemplar en su ubicación original, si bien, antes, ya había estado en las antiguas Casas del Concejo.
Las estatuas del Pazo García Flórez.- Situadas en el edificio del Museo denominado García Flórez, en las esquinas del tejado en su fachada principal, la que da a la calle Padre Sarmiento. Estas estatuas pétreas que representan a la Esperanza y la Fortaleza, proceden de la portada del Pazo de San Román que daba a la actual Plaza de Curros Enríquez, el edifico ocupaba todo el solar, conservándose hoy en día parte de su fachada, muy modificada, que daba a la Plaza de Teucro y su patio interior que hoy ocupa un establecimiento de hostelería.
El cruceiro de la Plaza de la Leña.- Si bien hay quien piensa que este era el cruceiro que se encontraba en el puente del Burgo, está en un error, su lugar de origen es Caldas de Reyes. Durante un período de tiempo se conservó roto y en piezas sueltas en el interior del Museo, la intención era que se quedase allí. Castelao lo recompuso en un dibujo y tiempo después fue restaurado y emplazado en su lugar actual.
La puerta de la antigua Delegación de Hacienda.- Frente a los Jardines de Casto Sampedro donde, hasta hace poco, se encontraba la Delegación de Hacienda, en cuya puerta de entrada se instaló la última Puerta de Santo Domingo o "Porta da Vila", que se encontraba en las antiguas murallas medievales, diseño clasicista de Antonio de Soto en 1789.
La ventana de San Francisco.- La ventana apaisada que se encuentra en la fachada de la iglesia de San Francisco, encima de la puerta que da acceso al claustro, procede de la casa que los Churruchaos tenían en nuestra ciudad, en el barrio de Santa María, más concretamente entre la calle que hoy lleva su nombre y la calle Charino. Se reubicó aquí una vez desmantelada esta casa y trasladada parte de ella a la quinta que Augusto González Besada decidió construir en terrenos del vecino ayuntamiento de Poio.
La verja del Colegio Álvarez Limeses.- Esta verja, modificada por motivos de seguridad al eliminar las puntiagudas puntas de lanza, era la que rodeó en un principio, allá por comienzo del siglo XX, el Monumento de los Héroes de Pontesampaio. Hacia mediados de los años cincuenta del pasado siglo se decidió retirar ese elemento metálico, junto con el pretil de piedra que la sostenían, y acabaron por servir de cierre al colegio Álvarez Limeses, inaugurado por esos años, y allí sigue hoy en día.
La alegoría de la Fama en la fuente de la plaza del Muelle.- En lo alto de esta fuente podemos contemplar una figura de piedra, con el gesto de llevarse la mano a la boca (pues sostenía una trompeta de cobre ya desaparecida), esta figura es una alegoría de la Fama que se realizó originalmente, y allí estuvo instalada desde 1789 hasta que se desmanteló, para la fuente de la Herrería. En la traza original de esta fuente, obra del arquitecto Sesmero, no estaba incluida, se añadió "a posteriori".
Tenemos más "retales" para comentar, repartidos por nuestras calles, pero lo dejamos para sucesivas entregas.