Bernardo Sartier
El debate de "embestidura"
Viendo el debate me vino a la cabeza el delito de homicidio en riña del Código Penal de Franco. Sonaba muy bien aquello de "cuando acometiéndose varios entre sí en riña tumultuaria". Los líderes parlamentarios también se acometieron dialécticamente y aquello pareció debate de embestidura más que de investidura. Sanchez se puso el mandil ("siempre que llegas a casa/me encuentras en la cocina/con las manos en la masa", que cantaban "Vainica doble") y cocinó un discurso en que maridaba elementos culinarios.
Dicen los del PP que Sánchez no tiene ni puta idea de cocinar política. No sé. Yo me hubiera decantado por Madina, pero prefirieron a un "guapito de cara", de planta y telegenia indiscutible pero con menos fundamento que el vasco. Los del PP utilizan también una metáfora marisquera y comparan a Sánchez con esos centollos de apariencia ubérrima que, abierto su caparazón exhiben, sin embargo, un cacho aguado. Madina, morigerado, declinó hacer política, que es (Von Clausewitz) la continuación de la guerra por medios pacíficos. Madina debió esgrimir la pierna que le voló ETA y mostrarse héroe, como Kennedy: eso le habría convertido en secretario general del partido como a JFK lo convirtió en presidente de EE.UU el torpedeo de su lancha PT-109 en la Segunda Guerra Mundial. Madina es chaval con tablas políticas.
Recuerda a aquellos tíos recios del Psoe, Felipe, Guerra, Zapatero (ZP no, Virgilio, Virgilio Zapatero) cuyos asertos eran consignas y que cuando clavaban un rejón de castigo al antagonista escribían, en dos líneas, un tratado humorístico (Guerra llamó a Albor "Merendiñas" por la afición de Don Gerardo a organizar "papadelas" de partido). Sánchez invocó el mestizaje político y la cocina de fusión, pero ojo, porque a lo mejor, en vez de fusión se le vuelve fisión, que es la división del núcleo y eso, en el partido, es mentar la bicha. Sánchez repitió "la próxima semana" (será lo más recordado de su discurso) y solo le faltó añadir "hablaremos del gobierno", como Tip y Coll. Susana (Díaz, of course) sobrada de talento político, rehusó presencia en el hemiciclo, ausencia significativa porque como apoyo al orador compareció Chimo Puig, que como todos sabemos tiene nombre de presentador valenciano de reality ("Tómbola") y flequillo de beatle cardiópata agonizante. Susana puede ser la próxima Hillary Clinton del Psoe. A Sánchez no le ligó la salsa de las cocochas y los comensales pueden pedir otro plato u otro cocinero.
Mientras, pienso en el próximo debate. Porque en el próximo debate, si mi abueliña Concepción levantara la cabeza, le diría a Iglesias "corta o pelo e faite un home"; y en el próximo debate, espero que Tardá, de ERC, que tiene apellido de turronero (el President Puigdemont de fabricante de fuets) recapacite, porque dijo que ellos "Se iban de España", y digo yo, a dónde, alma de cántaro, a dónde carallo vais a ir vosotros sin paraguas, o sea independientes pero sin Barça-Madrid; y espero también, en el próximo debate, que el beso entre Domenech e Iglesias, que fue un beso como de novicias recién llegadas al convento, sea de verdad, o sea con lengua hasta la epiglotis, hasta la campanilla, un beso que explore el estado de salud de las anginas, porque ya digo que lo visto fue un beso de colegiales de primaria, un beso que se pretendía epatante y se quedó en gesto galérico y sin pasión. ¡Aprendan a besarse, coño!.
¿Y Rajoy? Bien, gracias. Los del PP se están quitando de "Ciudadanos" y de Rivera como se quita uno del tabaco, con dolor. Rajoy anda cabreado. Dejó en casa la retranca galaica y se pasó al sarcasmo, que siempre es hiriente y no gusta a todos (Permítanme. A mí, por pluma sarcástica me denunció una vendedora de sujetadores, un colegio profesional, otro dijo que para leerme había que poner mascarilla y hasta "compañeros" quejosos (o quejicas) me postularon para el premio "Limón", confirmación inapelable de que algo debo estar haciendo bien y que, pretendiendo los protestones todo lo contrario, impulsa mi carrera literaria sin yo pretenderlo. A lo mejor, en la próxima columna les sugiero a los quejicas, a esos que conforman mi club de fans qué pueden hacer con el "Limón"). Pero vuelvo al debate. Rajoy no me gustó nada. Sardónico, talante inapropiado cuando uno pretende atraerse al universo sufragista. Invocó los "Toros de Guisando" y alguno en el hemiciclo los confundió con un estofado de rabo de toro, porque de "los Toros de Guisando" a "guisando toros" no hay mucha diferencia.
Concluyo. Un tirón de coleta a Pabliño, que se pasó de frenada con lo de la cal. Se refería a Lasa y Zabala, que después de asesinados fueron enterrados en la fosa de Busot y tapados con cal viva (ver mi columna "Yoyes" en "Pontevedra Viva"). Pero por eso fueron condenados Galindo y unos guardias civiles. No Felipe. Incluso en el juicio, el inspector que reactivó el caso se murió de un infarto que captaron todas las televisiones y que fue el primer ataque cardiaco retransmitido en directo de la historia catódica (lo de las retransmisiones en diferido vino después, con De Cospedal). Lo que hizo Pablo, buscando el "agitprop" (agitación y propaganda) y el minutiño de gloria rayó la calumnia. Pero yo prefiero tomármelo de coña y recordar, ya que andamos con la cal, aquella letrilla de cuando yo ligaba la hostia: "Manué/no te "arrime" a la "paré"/que te va a "llená" de cal/ de cal, de cal".