Natalia Puga
Un documental para no 'despistarse' con Angrois
"Me despisté", dijo Francisco José Garzón Amo al puesto de control de Renfe nada más descarrilar el tren Alvia en la curva de A Grandeira el 24 de julio de 2013. "Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia", añadió cuando nadie podía imaginarse el fatal desenlace de 80 fallecidos y 144 heridos del que es el accidente ferroviario más grave de la Democracia en España. Ese despiste y que circulaba con exceso de velocidad lo ha reconocido desde entonces. A día de hoy, con la instrucción judicial cerrada, le mantiene como el único imputado por estos hechos. Pero ese despiste del maquinista no es, para la Plataforma Víctimas Alvia 04155, la única causa del siniestro. No sostienen esa afirmación en el convencimiento personal ni en opiniones particulares, sino en datos y en un análisis minucioso de informes y documentos técnicos y desde el pasado octubre lo comparten con todos los ciudadanos a través del documental Frankenstein 04155. Actualmente en proyección en salas de cine de varias ciudades –hasta este miércoles también en Pontevedra- se ha convertido en un recurso imprescindible para quien no quiera despistarse con lo que ocurrió aquel día en el barrio compostelano de Angrois, para que el único despiste siga siendo el del maquinista y la verdad oficial no mantenga despistados a los ciudadanos.
Mucho despiste para un solo párrafo, pero en este caso parece que se hace necesaria la repetición. El documental dirigido por Aitor Rei y producido por Boneca Lareta busca dar voz a las víctimas del Alvia, durante dos años prácticamente silenciadas salvo elogiables excepciones y el buen hacer de algún periodista, pero busca, sobre todo, dar a conocer la verdad y conseguir que se haga Justicia. Para ambos objetivos se hace necesario que responsables políticos y técnicos no se hagan los despistados y que el sector judicial no se deje despistar. El sobrepeso del tren, didácticamente explicado con gráficos y documentos, es uno de esos datos con los que ni políticos ni técnicos y jueces y fiscales pueden mirar hacia otro lado tras ver Frankenstein y, por si tenían la intención de hacerlo, la plataforma también lo ha añadido al proceso judicial y lo ha utilizado como argumento para intentar impedir el cierre de la instrucción con el maquinista como único imputado.
Sí, lo han añadido al proceso judicial. Y han podido hacerlo porque, como toda la información difundida en este documental, está basada en informes técnicos de especialistas. Hasta doce ingenieros están detrás del contenido de Frankenstein 04155 porque tanto el director como las víctimas han querido que este no fuese un reportaje más cargado de lágrimas o de testimonios dolorosos, sino un documental riguroso que arrojase luz sobre una tragedia –no les gusta llamarle accidente- que "podía haberse evitado" si el tren que cubría la línea Madrid-Ferrol llevase las máximas medidas de seguridad, si contase con el sistema europeo de control continuo de la velocidad ERTMS. Dos decisiones de 2011 y 2012, con gobiernos diferentes del PSOE y el PP, llevaron a que ni la vía del siniestro ni el tren descarrilado tuviesen ese sistema, pero los responsables de adoptarlas "están escondidos". Lo dice en el documental Javier García Municio, padre de un joven cuya vida se vio truncada en las vías de Angrois, y recoge el sentir de la mayor parte de los heridos y familiares y de fallecidos. Ellos no quieren venganza, saben que "nada me va a devolver a mi hijo", pero, para poder poner un punto y seguido y sentir que, en cierto modo, las heridas empiezan a cerrarse y el daño empieza a ser reparado, necesitan que alguien aparte del maquinista asuma su responsabilidad. Necesitan que se sepa la verdad y en Frankenstein 04155 han encontrado el único camino para llegar a ella. Si lo consiguen o no deberán juzgarlo el espectador o, en todo caso, un juez, pero de lo que sí pueden estar seguros es de que quien va a verlo abandona la sala de cine un poco menos despistado.