La "corrución"

17 de junio 2015
Actualizada: 18 de junio 2024

Inauguro el género sociológico en estas cosas que firmo. Con un par, que es lo que hay, por otra parte. Es un misterio que la gente usa esa expresión, "con un par", como si fuesen superdotados.

Al lío: los dos asuntos que más preocupan son la corrución y los corrutos. Esto se dice así en Galicia, en España no sé. Yo de España sé muy poco. Algo me han contado, pero lo proceso todo desde el excepticismo, como buen gallego. Y he puesta la x en vez de la s a propósito.

La corrución nos corroe el cerebro. La hemos tenido siempre a nuestra vera, le hemos dado de mamar, la hemos acunado, le hemos cantado nanas para dormirla y que no nos molestara con sus grititos por las noches... y ahora se ha hecho mayor y nos chulea las horas y los días, se mofa de nuestra laboriosidad, se mea en nuestra hoja de servicios y a veces se limpia el trasero con ella. La corrución tira de la escatología de una manera loca, chico.

Los países que están a la cola de las mediciones de bienestar son aquellos donde más corrución se ha consentido e incluso alimentado. Esto es así, lo diga Agamenón o su porquero. En realidad, en el Juan de Mairena, que es de donde sale esta cita, Agamenón y su porquero discrepan sobre la verdad.

Regresemos al hilo principal. El de la corrución, que existe porque hay corrutos, corrutores y consentidores. En las tres categorías se podrían otorgar premios y echaríamos un lustro deliberando.

Decía antes que la corrución se nos había puesto en la edad del pavo. Le han salido granos, camina encorvada y arrastra los pies. Su atractivo se ha desdibujado de tal manera que algunos se han atrevido a decir que huele mal. Les han seguido otros y ahora casi todo el mundo se tapa la nariz cuando ven que sale de paseo.

Es lo malo de vivir en un lugar donde toda la vida ha estado bien visto hacer lo que no debes porque lo único que se veía mal, y para eso tampoco demasiado, era que fueses descubierto. Un lugar donde los poetas más señalados ya lo denunciaban siglos atrás. Tal vez recuerden aquellos versos en los que se presenta a alguien preguntando qué es la corrrución mientras clava en la pupila del poeta su pupila azul hasta que este le responde que corrución eres tú. Porque la corrución siempre está en el ojo ajeno. En el propio solo hay una viga del tamaño de Cuenca.