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Los salarios de 'Gran Hermano'
Salario es el pago que uno percibe a cambio de realizar un trabajo. Lo que hacen los concursantes de Gran Hermano sin duda merece emplear a fondo la riqueza léxica del español, pero justo el sustantivo trabajo no parece ofrecer una definición adecuada. En teoría son concursantes, no obligados más que por las reglas del juego preestablecidas y libres de diseñar estrategias para suscitar simpatías en los espectadores para conseguir ganar o perder. Aunque todo parece ser fácil de manipular cuando conviene para mantener audiencias.
Los concursantes de Gran Hermano, ya sea en su versión de famosos, famosillos y famosetes o en la versión de aspirantes a serlo, no van a la tele porque consideren que es una experiencia de trabajo catárticaen la que puedan mostrar algún tipo de talento o habilidad destacable. Enriquecedora puede llegar a ser, pero no precisamente en el sentido ontológico. Después de 14 años de "grandes hermanos", lo que pretenden los concursantes es fijar su imagen en el imaginario colectivo, ser reconocidos por un porcentaje de población que esté dispuesto a seguirlos y poder así obtener ingresos futuros por aparecer en eventos más o menos glamurosos.
Los participantes pasan por un casting, un estudio de personalidad previo y reciben una cantidad por cada día que pasan en su peculiar encierro. La cantidad es más o menos importante, en el caso de los famosos, según sea su tirón de cara a obtener más audiencia. En el caso de los desconocidos que quieren dejar de serlo, el valor de los días se incrementa a medida que pasa el tiempo. En la versión de seres humanos sin fama previa se estima que ganan unos 50 euros diarios el primer mes, que pasan a 100 a partir del segundo.
Lo que se pacta, lo que se valora económicamente es la exposición intensiva al público. Ese es el marco español, que podría cambiar si un grupo de concursantes decidiese contar las interioridades del contrato y la grabación de los programas, demandando como ya pasó en Francia, donde a la vista de las pruebas se entendió que sí eran trabajadores. Y que se trataba de una grabación de convivencia manipulada a conciencia.
Los habitantes de la casa de Gran Hermano ceden sus derechos de imagen, probablemente sin contar con ningún asesoramiento sobre tal contrato y es esa cesión la que conlleva una retribución. La retribución de los participantes de esta edición no se ha desvelado en ninguna parte que merezca confianza. Curiosamente están dispuestos a contar cualquier tipo de intimidad a la humanidad en general, excepto el precio de esa intimidad.
Sonia Canay. Abogada. Departamento Jurídico-laboral de SIGA