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Ajustar nóminas con IPC negativo
La mayor parte de los convenios colectivos españoles se negocian en un marco temporal de, como mínimo, dos años. Como parte de la negociación se establecen en muchas ocasiones actualizaciones automáticas de los salarios, actualizaciones que en la mayor parte de las ocasiones vienen referenciadas a índices oficiales que miden la evolución de la situación económica. Con ello, se intenta un equilibrio entre las partes: si la economía en general va mejorando, la de la empresa en particular debería haber mejorado también (y sino para eso están las cláusulas de descuelgue), y una parte de esos beneficios repercute en los salarios de los trabajadores. El rey de los indicadores es el IPC.
Es también práctica habitual en las empresas, o al menos lo era, incrementar en un pequeño porcentaje los salarios anualmente cuando el convenio no ha establecido ningún mecanismo o mientras está ultraactivo y pendiente de negociación. Esa retribución suele consignarse en las nóminas como "a cuenta convenio" y se compensa y absorbe con la subida que finalmente resulte aplicable.
Todo este esquema está pensado en escenarios de incremento. El problema surge cuando, como pasó en el 2009 y pasará en el 2015, el IPC resulta ser negativo. Para el 2015 se estima un -1,4%, cuando lo previsto era un 1,3 en positivo. No es infrecuente que el incremento se referencie a IPC previsto, para después ajustarlo según IPC real. No creo que haya ningún español que tenga la sensación de que los precios han bajado, la vida es más barata y su salario rinde más, pero las cifras macroeconómicas dicen lo que dicen y algunos convenios han referenciado incrementos de IPC, IPC + 1,5%, IPC + 1% y resulta que el IPC este año no solo no los incrementa nada sino que marcaría una devaluación de los salarios.