Bernardo Sartier
Homenaje al Taper
Una vez más -la segunda- caí en la trampa. En la trampa del 'Luar'. El programa de Gayoso, el emperador del norte. El espectáculo empezó con la presentadora, el propio Gayoso y una peña heterogénea alrededor de una mesa de dulces de Difuntos. En plan enchente y tal. Pedazo de comienzo. La presentadora es mona, sí. Pero solo eso. La presentadora del 'Luar' vale lo mismo para hacer bulto en el pastiche anacrónico de la TVG que para protagonizar Serramoura, que es como un Twin Peaks de David Lynch pero con jeada y exteriores de Becerreá.
Primero irrumpió una tía que se hace llamar Pelopony y se subtitula androgénica (átenme esa mosca por el rabo. En realidad, mero desastre artístico sin paliativos, de buen tipo pero de danzar idéntico al de un zombi con artritis reumatoide). Luego sale María del Monte. Las sevillanas de María del Monte ya son como una mandíbula monda de Atapuerca. María sale guionizada para hacerle meigas fora a un furgón mortuorio que dejó de funcionar en los años sesenta. Lo trajeron desde Vigo. El porta fiambres, hay que reconocerlo, es de un gótico azabache alucinante, museístico, aunque uno no sea capaz de explicarse qué cojones pinta un coche para muertos en un programa de variedades.
Entonces me pregunto si al Gayoso no se le ha ido la pinza, si a este licenciado en medicina y cirugía no le importa todo un carallo. Incluso me inquiero si esta su indiferencia no proviene de que a parte de la basca lerda que moja galletas maría y a la que a veces le ponen droja en el Cola-Cao va allí ilusionada de salir por la televisión. Anda por la red la grabación de un juicio de faltas que es la confirmación de que el 'Luar' no es un despiste onírico sino la pieza de convicción, la prueba irrefutable de que aquí las cosas tienen que cambiar. Escuchen: "me dijo que me fendía la cona en sien mil pedasos". En sien mil pedasos habría que romper un decorado de cartón piedra simulando un panteón que en el 'Luar' ubicaron al fondo del escenario. La ambientación y tal.
El 'Luar' es el narcótico de la TVG desde el manejo político, el Orfidal administrado a xeito por la élite a una plebe rural y bienintencionada que aunque aún alimenta cerdos (muy digno ¿eh?) y deja sus casas con el ladrillo cara vista como símbolo del feísmo, a veces hasta 'guasapea': "Pepiño, xa che dixen 'before' que pecharas la 'uindon'". El 'Luar', sí, es un tripi alucinógeno que nos 'viaja' al espejismo de una sociedad feliz y cebada a xeito mientras Cáritas hace de despertador recordándonos que aun seremos durante mucho tiempo una puta mierda en tanto aquí continúe habiendo niños que pasan privaciones.
Los gags del 'Luar' -ay, los gags del 'Luar'- hieden a lo mismo que olería el destapado de un táper con el calzoncillo sudado de un obeso mórbido en su primer día de gimnasio. Lo curioso del tema es que Maruja y Manoliño, narcotizados por una pensión revalorizada al cero coma uno (me subieron la pensión, dicen todos cheos) esbozan una sonrisa tan bobalicona como agradecida, cuando lo que tendrían que hacer es coger un bidón de gasolina para alimentar un San Juán extemporáneo pero catárquico y regenerador.
El otro día, no es coña, a uno de los intervinientes en el 'Luar' se le cayó un pedo. En directo. Ni dios le dio importancia. Y luego un columnista se quejó irónica pero amargamente de la incontinencia desahogada del colaborador. No hay para tanto. Ese pedo es probablemente el acto más honesto de la historia de la televisión de Galicia. Un alarde de sinceridad entre la hipocresía catódica y sedante del show palleiro y el mirar para otro lado de quien debería borrarlo de la parrilla por la vergüenza ajena que irradia. Prefiero el 'Sálvame'. Palabra. Porque aunque allí se gritan y se faltan, por lo menos su basura es auténtica.