David Figueira
Eugenio Giráldez: talento
Conozco a Eugenio Giráldez desde hace muchos años. 18,19,20 ... no lo sé ... La rutina de cada mañana antes de colgarme la mochila al hombro para ir al colegio incluía ducha y desayuno junto a un vozarrón que me sugería coger un abrigo, un paraguas o ponerle una sonrisa al día porque al otro lado del portal iba a lucir el sol.
Por aquel entonces empezaba a rondarme la idea de dedicarme al periodismo. En ese camino hacia la ruleta rusa en la que se ha convertido esta bendita profesión (para mi sigue siendo la más bonita a pesar de la bilis que nos toca tragar ultimamente) se cruzaron la facultad y Radio Pontevedra.
Subí por primera vez a la segunda planta del antiguo edificio de Daniel de la Sota a finales de junio de 2000 para entregar mi curriculum de estudiante de primero de carrera. Eugenio lo recogió -allí le puse cara a mi despertador de tantas mañanas- y me dijo que en la redacción de deportes buscaban un refuerzo para el verano. No lo dudé. Una de las mejores decisiones que he tomado.
Allí pasé el verano y 3 años más. Aprendiendo,aprendiendo y aprendiendo. De los que siguen 12 años después, de los que se marcharon antes de tiempo (un abrazo, maestro Tito) y de los que por esas razones que ni la razón ni el corazón entienden, fueron invitados a bajarse del tren injustamente. Despedidos, como Eugenio.
Naturalidad, cercanía,espontaneidad, humor, sonrisa socarrona ... Virtudes personales que añadir al retrato de un PROFESIONAL, un contador de historias. Es de las cosas más difíciles de este negocio: explicar algo y conseguir que te escuchen, que no sólo te oigan. No parecerse al notario que lee una escritura, distanciarse de un simple enlazador de palabras. Tener algo con lo que se nace y, rara vez, se hace. Y Eugenio lo tenía. Qué coño!! lo tiene.Se llama talento y debe ser de lo poco que la crisis no consigue llevarse por delante.
Escribo desde Barcelona, nueve años después de haber dejado voluntariamente un proyecto de radio y televisión envidiado. Nos hemos visto infinidad de veces desde entonces, Eugenio, pero creo que nunca te he dicho que sé que te dolió mi decisión.También que la entendiste desde el primer minuto. Pues tu despido me duele y no lo entiendo.
Por cierto, va a llover hoy?
5.12.2012