Leoncio Feijoo Lamas
EL ÿLTIMO MOHICANO
Parece ser, que de los cuatrocientos ochenta trabajadores del Concello de Pontevedra, solamente uno renunció expresamente al "complemento de productividad", el artificio económico- contable diseñado por el gabinete local para sustituir a la paga extra de Navidad, suspendida por el Gobierno Central.
No sabemos quién puede ser ese trabajador que como una rara avis, como un verdadero "último mohicano" irrumpe en la vida pública pontevedresa. Acaso podríamos sospechar que en su mente, la renuncia expresa a esa especie de paga extra, se fundamenta en que aun recuerda de los temarios aquello de que "la Administración Pública, al igual que el resto de los ciudadanos, actúa con sometimiento pleno a la ley y al derecho". A lo mejor también podría pensar que en la situación de grave crisis que estamos pasando, siempre es mejor remar unidos en una misma dirección, y que no el Gobierno vasco, el extremeño o el de Pontevedra vayan por libre.
Seguro que piensa que en las sociedades modernas y democráticas, el principio de solidaridad debe estar siempre presente. No puede ser que unos tengan todos los derechos laborales, caso de los funcionarios del Concello, y otros, como todos los empleados que hubo en la comarca de Caldas, Marín y Pontevedra lo estén pasando muy mal por la pérdida, ya no de su trabajo, sino de su empresa, sin expectativas a corto plazo de encontrar un nuevo empleo.
No nos extrañaría tampoco, que este último mohicano pensase en lo errados que están desde el poder municipal pontevedrés, al sostener que primero son los empleados públicos y después el sector privado, como si los segundos no fueran quienes financian a los primeros.
Seguramente que también este único superviviente de la racionalidad siempre defendería el modelo de una sociedad de servicios, antes que la de una sociedad servilista, como pretenden imponernos ahora, donde unas bandas de privilegiados con sus sueldos blindados someten a toda una sociedad civil.
En fin, en cuanto a la productividad, no creemos que el Concello pontevedrés se caracterice porque tengan mucha. Este año apenas se han despachado licencias urbanísticas por no decir que los trámites del plan general llevan diez años atascados. Los servicios municipales básicos como agua, recogida de residuos o mismamente el pago de las multas se han concedido a empresas privadas. Cuando hay que actualizar el catastro o inspeccionar las atracciones de las fiestas también se recurre a los empleados del "sector que no es público". Es más, hasta el proyecto de reforma de la Casa Consistorial lo tiene que hacer un arquitecto de fuera
Somos de los que pensamos que en Pontevedra hacen falta muchos mohicanos.
2.12.2012