Mary Segade
Igualdad; ¿con o sin barreras?
Hace unos días, salía publicada una noticia en la que se contaba como una persona utilizaba una plaza destinada a personas con movilidad reducida para aparcar su coche e irse a trabajar; su centro de trabajo quedaba justo al lado de dicha plaza; y esto sucedía aquí, en Pontevedra.
No es la primera vez que saltan noticias de este tipo; bien sea por aparcar para ir a trabajar, por un uso indebido de las tarjetas, etcétera. ¿Se han parado a pensar que si esas plazas están ahí es por algo?
Tal vez sea poco común ver a una persona con movilidad reducida conducir; con su propio coche; pero los hay, y no tienen por qué buscarse otra plaza o complicarse la vida en otras que para ellos son de más difícil acceso que pudiendo ocupar en sus propias plazas.
A veces, prestamos poca atención a este tipo de personas, que sufren algún tipo de discapacidad y nos olvidamos de que cuentan con los mismos derechos que todos los demás.
Ya no hablemos sólo de plazas de aparcamiento; hablemos del entorno que los rodea en general; en la hostelería por ejemplo, son muchas las cafeterías o restaurantes que a día de hoy no cuentan con espacios apropiados (puertas, escaleras, WC, pasillos), en la propia calle, cuantas veces nos encontramos con lugares en los que solo hay escaleras para su acceso, sin rampa o alguna entrada que permita el paso a toda persona (ya porque se mueva en silla de ruedas, sea invidente, etc.).
No hace falta siquiera pensar en este tipo de personas; sin ir más lejos podemos comprobar cómo no todos nuestros mayores pueden moverse con la misma agilidad que una persona más joven, o aquel que por alguna causa haya tenido un accidente y tenga que usar una silla de ruedas o muletas ¿qué van a hacer?, ¿quedarse en casa, ya que ni por su ciudad pueden moverse o desenvolverse?
La igualdad y los derechos son para todos por igual. Si queremos una vida cómoda, con facilidades, debemos ofrecérsela o todos los que nos rodean, y no solo cuándo y cómo nos conviene.
La falta de tolerancia y comprensión que nos lleva muchas veces a pensar solo en nosotros mismos afecta a los demás y de manera muy directa.
Y si presumimos de Ciudad Sin Barreras; hagamos del dicho un hecho y contribuyamos a ello. Para eso tenemos que comportarnos de manera correcta tanto nosotros intentando no invadir lo que necesitan otros, como los más altos cargos de nuestras administraciones, ofreciendo a los que no pueden desenvolverse con tanta facilidad un espacio, como dicen, SIN BARRERAS.