En el mes de marzo del 2022 un terremoto de gran intensidad sacudió el deporte pontevedrés. Supera, la concesionaria del complejo deportivo de Pontemuiños decidía de forma unilateral el cierre de la piscina olímpica dejando a decenas de deportistas, muchos de ellos de alto rendimiento, en el dique seco en pleno inicio de la temporada.
Esta decisión, adoptada después de un tiempo en el que el funcionamiento de las instalaciones era deficiente, provocó un tsunami de quejas y movilizaciones protagonizadas por todos los integrantes del tejido del deporte acuático pontevedrés.
Todas las instituciones, tanto de ámbito local como nacional, se posicionaron del lado de los afectados y mostraron su "extrañeza" por una decisión tan repentina.
Con el objetivo de encontrar una solución al conflicto que satisfaciera a todas las partes, el Concello y la Fundación comenzaron a dialogar con la empresa concesionaria. Las conversaciones no llegaron a buen puerto. En abril procedió al cierre total de la instalación y exigía un millón de euros como compensación para renunciar a la concesión.
La comunidad deportiva salió a las calles para dejar claro su malestar con las formas de la empresa y evidenciar la necesidad de mantener abierta una instalación fundamental para el deporte pontevedrés.
La lucha saltó al ámbito judicial y en el mes de junio un juez ordenaba la reapertura inmediata del complejo, algo que luego se anuló por un defecto de forma. Sin embargo, a finales de julio un nuevo dictamen judicial permitía a la Fundación Rías do Sur, titular de las instalaciones, reabrir la piscina para el entrenamiento de clubes y deportistas federados.
Mientras tanto, Supera comunicaba su decisión firme de no volver a abrir el complejo deportivo Rías do Sur de Pontemuíños. Y en septiembre anunciaba su renuncia a la concesión sin ningún tipo de compensación al alcanzar un acuerdo extrajudicial con la Fundación.
Sin embargo, una nueva réplica del terremoto de marzo sacudiría las turbias aguas de la piscina de Pontemuiños. La sequía primero y la avería de la tubería que abastece de agua a Ence y calienta las aguas de la piscina retrasaban una vez más la puesta en funcionamiento de la instalación.
Durante todo ese tiempo, clubes, deportistas e instituciones se rompían la cabeza para encontrar acomodo en piscinas masificadas como la del CGTD o de la Escuela Naval Militar de Marín.
Ya en el último trimestre del año se levantó la prealerta por sequía, pero el elevado coste que supone el mantenimiento de la instalación motivó la decisión de la Fundación de volver a cerrar la instalación.
Clubes y Concello pusieron todo de su parte y, después de varias reuniones entre las partes, acordaron mantener abierta la piscina de 25 metros a la espera de encontrar una solución definitiva que permita la puesta en funcionamiento de todo el complejo, algo que se espera que llegue en el 2023.