"Please, where is Santa María?"
Por Redacción
Mediodía cualquiera de otoño. El sol se cuela en el centro histórico y se acomoda en sus plazas. Tránsito sosegado en general. Se conjugan cafés y cañas en terrazas o barras. Un operario de limpieza empuja un carrito y supervisa papeleras. Un grupo de escolares participa en una visita guiada. Una turista de manual, plano en mano, trata de ubicarse. Parece que no lo consigue, se aproxima y extendiéndome el plano dice: "excuse me, please, where am I and where is Santa María?".
Aplico la máxima "Susanista" (la defendida siempre por mi amiga: hay que ser amable con los turistas). El astigmatismo y el tamaño de la letra del plano me complican ubicarla con rapidez. Aquí estamos! La acompaño hasta el lugar en cuestión. Me vengo arriba con el inglés, por poco tiempo, también lo advierto. Dice que se ha perdido porque son muchas calles pequeñas entrecruzadas; pero que la ciudad le parece maravillosa. Más aún cuando puede recorrerla a pie, sin necesidad de coche.
No sabe la mujer que está delante de una periodista que esa mañana ha ido al centro histórico para preparar un reportaje sobre esta parte de la ciudad y la repercusión del modelo urbano. Vamos, que me ha venido caída del…Parador, según comenta. Enfilamos Arzobispo Malvar y asoma el campanario de la basílica.
- "Ahí está, cerca, ¿verdad?"
- "Sí, muchas, muchas, gracias"-
"A usted y espero que disfrute de la ciudad".
Ella es el ejemplo de un turismo extranjero que progresivamente va aumentando. Coinciden en señalarlo comerciantes y hosteleros de la zona monumental.
"Pontevedra cada vez es más conocida. Discrepo de los que dicen que los premios no sirven para nada. Es resonancia para la ciudad y repercusión económica. Sé que hay personas que están viniendo porque un día vieron algo en internet, porque salió un reportaje en televisión o en una revista", así opina Ernesto Filgueira, que continúa en la plaza de Méndez Núñez con el negocio familiar del mismo nombre abierto algo más de medio siglo.
Tres décadas lleva abierta Cestigal, la única cestería que queda en la rúa Real de las cuatro que llegó a haber, recuerda Josefina, quien regenta el comercio con su marido. Ha vivido la transformación del centro histórico, pero no se muestra muy complacida con la consideración que hace: "cada negocio que cierra, es un establecimiento de hostelería que abre. Hay mucho movimiento de noche, pero de día no".
Que la actividad hostelera se ha incrementado y mejorado, lo defiende Roberto Quintas, propietario de la Cervecería Tapería Vetula Ponte, ubicada en la esquina de la calle Sierra. Le cuentan otros más veteranos de la zona que la plaza de abastos hace años dejó de ser el principal generador de actividad de la parte antigua. "Falta un plus de algo para dinamizar el mercado y que recupere el trasiego que había antes. Sería un beneficio para todos".
Factores diversos han tenido como consecuencia la pérdida de usuarios en el mercado y han sido numerosas las iniciativas puestas sobre la mesa para recuperar aquel centro neurálgico que fue. Otras situaciones complejas se consiguieron resolver. Filgueira recuerda la etapa en que se tomaron medidas de presión para atajar la presencia de grupos marginales y "fue duro porque eran amigos, conocidos, o familiares de los que estábamos allí".
PEQUEÑO COMERCIO
También aplauden desde el sector la apuesta por el pequeño comercio. Pequeño comercio no es sinónimo de obsoleto, basta mirar escaparates como el de Lagasca Vintage. Un novedoso concepto comercial para el que se buscó de forma deliberada la ubicación del centro histórico. Inicialmente en 2012 en la calle Sarmiento y desde marzo en Manuel Quiroga. Una calle que se llamaba precisamente Rúa do Comercio y que en los últimos tiempos ha repuntado gracias a este sector.
Mercedes Escauriaza, su propietaria habla sobre la elección de la zona monumental: "fue primero por el propio tipo de la tienda. Luego porque el casco histórico me parece uno de los más bonitos de Galicia y aunque se puede hacer más, se ha mejorado mucho. Cuando entra gente de fuera dicen que les ha sorprendido, que les era desconocido, pero cada vez se va conociendo más". Añade que es más difícil mantener un negocio en esta zona porque no hay las masas de gente del centro; pero esta circunstancia "también favorece que haya un mayor espíritu de colaboración entre los negocios ya que somos personas que hemos apostamos por lo mismo".
Ese hacer más para favorecer la presencia de actividad comercial en el casco histórico la dirige tanto al ámbito privado como al público. "Falta un poco de valentía entre el empresariado para abrir más comercios en la zona monumental, porque hostelería hay mucha y también renovar los establecimientos más tradicionales. De otra parte, se tendrían que facilitar licencias exprés como en otras zonas de Pontevedra porque hay muchas trabas que tendrían que solventar las administraciones implicadas".