La uña de gato o carpobrotus edulis tiene prácticamente colonizada toda la franja litoral gallega. Esta planta sudafricana invasora ejerce una presión negativa en los suelos rocosos de los acantilados y en los ecosistemas dunares y no es fácil de erradicar. Nuevas investigaciones, como la de Cristina Vieites, recomiendan la lucha biológica para frenar su expansión.