¿Por qué el ministro conservador
renuncia a la cartera de cultura,
alegando familiar coyuntura
y se va a París de embajador?
¿Será porque aún siendo el peor
ministro de esta legislatura,
al final nos hará llegar factura
y pagaremos su nido de amor?
¿Será que como no cabe recorte
en educación, cultura o deporte
ya ha perdido todo el interés?
¿O habrá querido tomar rumbo norte
sabiendo que con la propia consorte
practica uno mejor el francés?
Ninguna de las tres:
¡Le ofrecen diez mil pavos al mes!
¡Así a ver quién no coge pasaporte!