Estos días, tras escuchar los dislates del líder de la oposición, acusando al presidente del Gobierno de estar apoyado por los terroristas de Hamás, entre otras lindezas, no he podido evitar recordar aquella lógica que nos enseñaba nuestro profesor de filosofía, con la que se buscaba discernir la fortaleza de los argumentos (aquello de sí p entonces q). En base a ello, si utilizamos la lógica, teniendo en cuenta las premisas de Feijóo y el Partido Popular, de que Sánchez defiende el terrorismo y pone en riesgo la democracia, por haber dicho que Israel tiene derecho a defenderse, pero que "la respuesta no puede implicar la muerte de civiles inocentes en Gaza, incluidos miles de niños", concluiremos que Feijóo y el PP están a favor de la genocida respuesta israelí y de la matanza de niños inocentes. Pues, si esta conclusión fuera falsa la premisa también lo sería, según la lógica deductiva.
No sería de extrañar que dudáramos de la conclusión, teniendo en cuenta otros antecedentes, como la guerra de Irak, declarada ilegal por el Secretario General de la ONU, en la que hubo numerosas matanzas y violaciones cometidas por las tropas estadounidenses, como la de Haditha, y que contó con el apoyo del muñidor Aznar, quien aún hoy en día sigue defendiendo las mentiras de una invasión que desestabilizó toda la zona, con funestas consecuencias. Por no hablar de esa Guerra Civil, de la que no quieren hablar ni aprender, en la que el general Mola (ideólogo de los bombardeos indiscriminados sobre la población civil, ya que nunca hasta entonces se había considerado a las ciudades como objetivo a bombardear desde el aire), con el apoyo de la aviación nazi, pusieron en práctica la Schrecklichkeit, que se traduciría como terror, y cuya idea era vencer la resistencia a una invasión mediante acciones atroces contra la población.
Quizás Feijóo, cuando dice que "hay que destruir a Hamás", este rememorando aquel 7 de noviembre en el que Franco envió el siguiente mensaje a los madrileños: "¡Atención madrileños! Llegadas las fuerzas nacionales a las puertas del corazón de Madrid, al persistir la resistencia se convierte toda la población en objetivo militar y campo de batalla. En consecuencia, a partir de este momento serán bombardeados todos los objetivos de interés militar" (el único barrio que se preocuparon de intentar no bombardear fue el de Salamanca, y no es un chiste). Y es que, siguiendo la premisa de Israel que defiende la derecha, si Feijóo hubiera gobernado durante la existencia de la extinta ETA, habría solucionado el problema bombardeando el País Vasco. Por eso, tampoco me extraña que el PP y Vox, en Madrid, hayan acordado otorgar a Israel su Medalla de Honor municipal y que el alcalde Almeida no sepa cuáles son los bombardeos indiscriminados esos de los que acusan al Gobierno israelí. Viendo el respeto que les merecen sus mayores, abandonados en las residencias, y la consideración que tienen por los menores extranjeros, qué humanidad se podría esperar hacia niños moros de otro país.
Una cosa sí nos demuestran estas declaraciones, la pobreza de la fortaleza de los argumentos utilizados por la derecha española, dispuesta a cualquier cosa con tal de atacar al Presidente, aunque con ello hayan calificado de terroristas al 1º Ministro belga, Alexander De Croo, y a otros líderes mundiales como David Cameron, Ursula von der Leyen, António Guterres y hasta a Joe Biden, que han defendido el mismo discurso que Sánchez. Con ello, además, sumado a su larga y continua campaña de desprestigio de la democracia española en Europa, aún a riesgo de provocar que perdamos fondos europeos, están contribuyendo a dañar la imagen de España, demostrando un patriotismo de saldo y esquina.
Es lo que sucede cuando uno no tiene programa, o el que tiene no se puede mostrar, que debe recurrir al insulto, la falacia o la hipérbole, esperando el fallo del contrario. Si en EEUU sufrieron el macartismo, en España nos toca aguantar el macarrismo.
Si este artículo les ha parecido exagerado o severo, no se preocupen, a los 4 jinetes que nos anuncian el apocalipsis todos los días (Miguel Tellado, Cuca Gamarra, Cayetana Álvarez de Toledo y Rafael Hernando) seguro que les ha parecido flojo.
Y es que cualquier día escucharemos al señor Feijóo bramando: "¡Viva la libertad, carallo!".