Ventana indiscreta: Tiempos modernos

04 de mayo 2023
Actualizada: 18 de junio 2024

Desde su lujoso yate, pomos de las puertas bañados en oro, arreglos florales en cada estancia, sala de spa con sauna, pista de baile…, sentado en la proa mirando al mar, disfrutando de un champán vintage frío antes del desayuno. L.M. realiza la primera llamada a sus "subordinados" para que trabajen lo más duro posible y que no se duerman en los laureles, mientras tanto un trío de langostas lo miran fijamente desde el acuario exclusivo de cristal óptico

Desde su lujoso yate, pomos de las puertas bañados en oro, arreglos florales en cada estancia, sala de spa con sauna, pista de baile…, sentado en la proa mirando al mar, disfrutando de un champán vintage frío antes del desayuno.  L.M. realiza la primera llamada a sus "subordinados" para que trabajen lo más duro posible y que no se duerman en los laureles, mientras tanto un trío de langostas lo miran fijamente desde el acuario exclusivo de cristal óptico.

En la quinta planta de su holding, dos de las administrativas contables trabajan sin aliento, un mínimo de 14 horas diarias intentando cuadrar las cuentas de la diversidad de empresas que gobierna con puño de hierro en guante de seda.  La misión fundamental de las empleadas es, la búsqueda de alternativas (sean cuales sean) para pagar menos impuestos, cuadrar las cuentas y, engañar de la mejor manera posible a sus clientes y proveedores.

María y Gloria, ayer trabajaron 16 horas y desde hace 3 años, hacen vida en la oficina.  Un tupper de cristal les acompaña los lunes, el resto de la semana no tienen otra alternativa que comprar la comida preparada en el supermercado de la esquina.  
Sus amigas, les preguntan:
- ¿los excesos de horas trabajadas son contabilizadas? 
- Aparentemente sí, ya que el jefe habilitó una aplicación que registra todas las entradas y salidas, pero cada día si hemos trabajado de 8 a 22, los superiores modifican las horas en el sistema informático para que no consten ante la previsible visita de los inspectores de trabajo.
- ¿Por qué permitís eso?
- Bueno, es lo que hay, nos ha subido el sueldo de 1.200 a 1.500 euros y de vez en cuando tiene algún detalle con nosotras.  Por otra parte, tenemos a muchas amigas y compañeros de facultad que están en el paro o en la misma situación.  Nos explota, sí pero, ¿qué alternativas tenemos?

Al hilo de estas conversaciones, y en una semana que celebramos el día del trabajo, vuelvo a visionar la película de Chaplin, Tiempos modernos, un afilado dardo contra el capitalismo desaforado, una brillante reflexión sobre la desigualdad social.  También muestra cómo se concentra la riqueza en unos pocos.  En definitiva, una crítica a la esclavitud de principios del Siglo XX, y que por desgracia nos recuerda a lo que estamos viviendo un siglo después.

Mientras la mayoría de ciudadanos hace sacrificios diarios en lo esencial, un porcentaje no desdeñable de medianos y grandes empresarios acumulan beneficios estratosféricos, pagando muchos menos impuestos (o eludiéndolos) de lo que les correspondería y a más inri, explotando sin contemplaciones a los trabajadores y trabajadoras. P.D. Es una historia real.