Ventana indiscreta: Pele, el conquistador

11 de enero 2024
Actualizada: 18 de junio

He cometido el pecado de la gula, me dijo aquella tarde cuando estábamos tomando un respiro paseando por la senda peatonal del río Verdugo. ¡He comido demasiado bizcocho y me he entregado por completob> al animal de cuatro patas del cocido! Le recuerdo que, aunque no ha perdido de todo su sex-appeal, debe cuidar un poco más su cuerpo serrano

 

He cometido el pecado de la gula, me dijo aquella tarde cuando estábamos tomando un respiro paseando por la senda peatonal del río Verdugo. ¡He comido demasiado bizcocho y me he entregado por completo al animal de cuatro patas del cocido! Le recuerdo que, aunque no ha perdido de todo su sex-appeal, debe cuidar un poco más su cuerpo serrano.

Estoy hablando de Manuel, que, en sus tiempos mozos, se parecía mucho a Pablo Abraira, aquel cantante de baladas románticas (Gavilán o Paloma) de finales de los 70 cuya foto empapelaba algunas de las carpetas de las jóvenes de la época. Y, ¡qué bien le quedaban los pantalones acampanados! Pero él no cantaba, corría detrás de la pelota y era un buen estudiante al que se le daban bien las matemáticas.

 

Una vez acabó sus estudios bajó al sur para intentar surcar los mares, pero no tuvo la suerte que merecía y, entró en el mundo penitenciario, en el que estuvo durante muchos años, educando, formando, En su trabajo casi siempre en positivo y en la búsqueda de formar grupo, dedicando el tiempo necesario a cada uno de sus compañeros. Se ha significado además por desempeñar con eficiencia el rol de organizador de cocidos, siendo capaz de juntar a personas con pensamientos muy diversos en una mesa.

Igualmente, no ha dejado de viajar por todo el mundo con su compañera de vida, Gloria. Ambos son grandes anfitriones, cuidando hasta el más mínimo detalle. En las múltiples comidas, siempre atentos a los paladares distintos. Cuando llegas a las postres y observas la variedad de tartas, bizcochos…, quedas obnubilado y no sabes qué hacer. He comprobado como más de uno, ha utilizado el comodín de la llamada para evitar la tentación de repetir.

 

Manuel, sigue manteniendo a día de hoy su altura y su pose, pero ahora ya luce algunas canas y, lo suelen confundir con Alberto Núñez Feijóo. Unos lo paran para pedirle un autógrafo. Los más atrevidos le preguntan, ¿Qué hay de lo mío? Otros gritan: ¡presidente!, ¡presidente!, y al igual que Feijóo, pudo ser presidente de la comunidad de montes de Moscoso y, no quiso. Eso sí, el próximo día 19 va a ser nombrado y, aceptará orgulloso el cargo de embajador plenipotenciario honorario de la fiesta de las chulas.

 

Ahora sentado en la galería de su casa que da al jardín, en el que florecen los árboles y plantas, piensa en su último viaje a Thailandia y su mente ya está en la senda de seguir "conquistando" otros países, recogiendo pedacitos de experiencias, almacenando recuerdos y también ayudando a Gloria a enriquecer la colección de cucharas que adornan su cocina. Feliz 2024 y buen viaje amigo.