Educación: el mercado anual

25 de agosto 2021
Actualizada: 18 de junio 2024

Están las direcciones de los centros de enseñanza intentando conseguir la cuadratura del círculo, tras los recortes que les están presentando desde la inspección. Resulta que parece que ya pasó el efecto pandemia y podemos volver a las ratios de hace 30 años: 30 alumnos por aula en ESO y 35 en bachillerato

Están las direcciones de los centros de enseñanza intentando conseguir la cuadratura del círculo, tras los recortes que les están presentando desde la inspección.

Resulta que parece que ya pasó el efecto pandemia y podemos volver a las ratios de hace 30 años: 30 alumnos por aula en ESO y 35 en bachillerato.

Parece que se olvidan de todas las mejoras incluidas en la ley: la atención a la diversidad, la promoción de la lectura, la dinamización de las bibliotecas, "los agrupamientos flexibles, los desdoblamientos de grupos, la oferta de materias optativas, programas de refuerzo y medidas de apoyo personalizado para el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo". Por cierto, ya se comunicó a la dirección del centro que "nada de agrupamientos, horas de biblioteca, etc".

La fórmula es pura matemática: "número de horas totales con el máximo de alumnos permitidos dividido por número máximo de horas que puede dar un profesor". Todo lo demás no existe: ni las necesidades específicas, ni la imposibilidad de manejar decentemente un grupo de 30 alumnos de 12 a 15 años, con 3 o 4 alumnos con comportamiento disruptivo, o que se aburren porque vienen con mal nivel y no pueden seguir el ritmo, y a los que no se les puede dar la atención individualizada que necesitan (y a los profesores "todavía" no nos piden el cursillo de Superman/woman, que todo se andará). Es la productividad llevada al absurdo.

El problema singular es que no producimos piezas de coche o chorizos. Los profesores tenemos delante de nosotros a "una pequeña sociedad", con todos las maravillas y los desastres que la sociedad produce: alumnos motivados, con una meta, una familia que los apoya y una buena base; pero también alumnos que llegan fracasados porque viven ambientes familiares, socioeconómicos y culturales que hace que para ellos venir al colegio sea un castigo, algo inútil, un lugar más en el que expresar sus frustraciones y su disgusto con sus vidas. Su falta de fe en el futuro.

Nadie tiene la menor duda de que la única manera de "intentar" – conseguirlo es otra cosa - mejorar estos casos es con ratios bajas. Llevamos años recalcando en las memorias finales de curso, que no parece que se lean las autoridades, que el éxito de muchos grupos se basa en la ratio. De hecho, el año pasado, con todas las dificultades de mascarillas, ventanas y puertas abiertas, frío y dificultades para acercarse a ayudar o revisar trabajo; el hecho de tener un máximo de 20 estudiantes por aula hizo que los resultados fuesen incluso mejores que en años normales.

Finalmente, pensemos en la posibilidad muy real de que un profesor tenga unos 200 alumnos ( 6 o 7grupos, por 30 o 35= x ). No repetiré lo de la atención individualizada y atención a la diversidad. Por cierto, ya se comunicó a las direcciones que "nada de agrupamientos".

Por si lo dicho fuese poco, con los famosos estándares de la LOMCE, que ya no sé ni en que partes está modificada, pero sigue vigente, un profesor tiene que poner una nota por alumno y estándar de aprendizaje. En mi asignatura, inglés, tenemos unos 36 de media: 200 alumnos, por 36 estándares cada uno – cada uno con su porcentaje de peso o influencia en la nota- igual a……. ¡A que piensan como yo que Supermán lo tendría complicado!

 

Arturo Neira Rodríguez
Profesor IES A Xunqueira 1