Un socialismo moral sin condición

23 de octubre 2024

Es posible que si existe biblioteca personal no ocupe más allá de dos o tres baldas y no contenga más que ediciones nuevas, sin ninguna guarda de tiempo atrás porque ni de estudiante se dedicaba a la lectura.

Los ejemplares que podrían figurar, así, a ojo de buen cubero: el libro Guinness de los récords, alguno que otro de dan brown o harry potter… y los recibidos degratis por razones del cargo que va acumulando en la estantería valorados y ensalzados por su tamaño y color. Por ejemplo. Seguramente gran consumidor digital como aquel jorobado TorrobaIgualdad! Grita el jorobado Torroba…- que en lugar de la Historia construye su particular mundo de buenos y malos con juegos ignorantes de tronos. Con esta actividad intelectual no se puede tildar de humanista o de profundo conocedor de algo en ningún caso, y no siendo especialista de nada no lo es siquiera en la materia en la que se ha licenciado: no solo con escucharlo se puede corroborar, su actuación amparada por decenas de ministros y cientos de asesores no es, como mínimo, ni decente. Por otro lado, el ánimo con el que debería dedicarse al servicio de los demás es justamente el contrario a un servidor público que no asoma ni en tormenta: los demás estamos a su servicio en cuanto que formamos la pasiva multitud que aplaude al elegido que mandíbula al viento conduce montado en lo alto de su carro de bolas.

No parece sentir nada más que indiferencia ante cualquier tipo de ley moral sobre sí mismo: sin lugar a dudas está más preocupado por el picado de viruela. Parece desconocer que tal cosa exista mientras observamos de forma trasparente cómo nunca debió tropezar ni con la propia rectitud, aquella que la gente que no miente y cumple su palabra está usando de continuo. Por el contrario, estamos ante un tipo que no tiene la menor inquietud sobre su actuación y, una vez desprendida de lo sobrante, toda ella depende exclusivamente del interés propio: nada le afecta que provenga de cualquier otra autoridad, religiosa, ética... literaria o filosófica. Salvo que le aplaudan. Si a Kant le llenaba el espíritu de admiración y respeto tanto el cielo estrellado sobre mi como la ley moral dentro de mi, tres siglos después el homo sapiens es capaz de cabalgar victoriosamente por la vida terrena sobre un corcel que no mira donde pisa, de tal manera que ni en el exterior ni al interior, ay, detectamos un uso cabal de la ética. En cambio, en el curso turbulento de su actuación abundan hechos que con la mentira pretende ocultar y no le basta con una, usa muestrario variado: su palabra ha sido convertida en un asunto ventajista que tiene valor si juega a su favor, y en el caso de que no se produzca aquella utilidad de inmediato dispone de otras tantas palabras para sustituirlas otorgando el valor de la nada a todo lo que pronuncia. Manipula la información de los hechos sin pestañear y, además, obliga a terceros a presentar versiones cuya única pretensión es salvarle de la opinión pública, deshonestidad en la que incurren también los publicadores de dicha información manipulada, obligados por la ética a cuidarla mediante la independencia de sus ediciones.

Todo salta por los aires al compás: como no hay otra voluntad que el interés, las costuras se abren por la voracidad reinante y aparecen en medio de la plaza los cazados con el fotomatón de la Justica. Reos. Gobierno de reos y prójimos. Hay una parte del negativo que está proporcionalmente relacionada con el nivel de la desmesura de presupuestos que pasan por sus manos: la discrecionalidad del gasto genera koldos y aldanas por doquier, con este gobierno y con los que vengan. Como hay 60.000 millones sin verdadero destino, el destino se lo ponen los listos y, otros más listos aún, cobran por encontrarles aposento con toda la benevolencia (¿y beneficio?) de los que deberían tutelar el circuito que nunca tutelarán. Veremos los fondos europeos cuando se abra el melón. Desde Rinconete y Cortadillo está inventado. Pero el problema, siendo importante y un abuso y robo de la Caspa, es muy otro.

En el ámbito social no conozco otro valor moral de mayor importancia que la democracia, gobierne quien gobierne. Nuestra sociedad democrática se sostiene esencialmente por la Constitución y las leyes -la de sus enemigos también- y no por la actividad de partidos políticos ni por el parlamento que son una consecuencia. En el actual período de gobierno del partido socialista desde la presidencia zapatera hasta hoy se viene produciendo un ataque directo a un montón de cosas, pero esencialmente es un ataque a un pequeño y único documento que guarda las instituciones de la sociedad democrática española: la Constitución. A esas pocas páginas dedican sus ataques esta muchachada porque les impide llegar a donde quieren llegar. En la hueste algunos pueden ser llevados del ronzal porque desconocen que su comandancia hace tiempo que parece que abandonó la sociedad democrática. La comandancia quiere una democracia que denominan avanzada, caída en paraje cenagoso después de haber saltado por encima de la voluntad de los españoles arrinconando a la mitad de la ciudadanía, asaltando la división de poderes, poniendo impedimentos a la integridad de las libertades civiles y socavando la manifiesta igualdad y soberanía nacional.

Con esto basta para nombrarlo: nada de indignidad ni de que son unos mangantes o unos ineptos. Peor: no quieren saber nada de la sociedad democrática española. Puede que en el próximo futuro amanezcan en cualquier momento hermanados con toda la canalla de Puebla si no lo están ya: asunto, elecciones venezolanas. Cuando les convenga nos lo dicen. Probarán a llevar a cabo todo lo que les permitamos hacer. Se juntarán todos para impedir que haya alternancia democrática. También han descubierto algo que ya antes había desrebuznado Chávez, Maduro y tutti quanti: liquidar la Justicia es condición indispensable para la sociedad avanzada.

De una manera similar al paso del racionalismo de la Ilustración al ímpetu romántico, las Luces se apagan.