Había un bribón llamado Rodrigo,
famoso por llevar un banco al tacho,
y había un ministro que al populacho
con la mordaza nos daba castigo.
"Ministro, necesito hablar contigo".
"¡No jodas, Rodrigo! ¿tú estás borracho?
Está bien... te vienes por mi despacho,
que así no tendremos ningún testigo".
Afirman, por mucho que nos sorprenda,
que no se trató ningún trapicheo,
ni amaño, chanchullo o componenda.
Y que el que está imputado por blanqueo
y por haber defraudado a hacienda,
fue allí sólo a hablar de su veraneo.
Y voy yo y me lo creo!
Como sigan con este pitorreo
al final no les vota ni Marhuenda!