No somos capaces de hacer como es debido una ley que ampare a las mujeres de los abusos sexuales, la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Somos buenos poniendo nombres a los artefactos legales ("Ley del solo sí es sí") pero nos lleva cuatro años elaborar uno y cuando lo ponemos en vigor resulta que tiene fallos. Fallos sobre los que ya habíamos sido advertidos. Si esto no lo ha dejado colar el PSOE para poner en entredicho al Ministerio de Igualdad y su polémica ministra (hipótesis demente, pero hipótesis), si no se han escuchado las objeciones y atendido los avisos sobre los desagradables resultados de ciertos aspectos de la actual redacción, por descuido, precipitación o pura incompetencia, estamos ante un golpe trágico del destino, de raigambre muy hispana, un territorio en que a dicho destino no le sabemos abrochar la camisa y enderezarle la corbata porque no nos fiamos de nuestra capacidad para hacerlo. Fíjense lo del general Franco y el sucesor que acabó saliendo rana, fíjense en todas las ranas del reino en la charca de Esperanza Aguirre, etcétera.
Oigo en la radio que hubiese bastado una disposición transitoria para arreglar el despropósito. Es que no tenemos remedio. Y poco se le critica al gobierno, tal vez porque al menos es una ley necesaria que seguramente no tendríamos con un ejecutivo de signo conservador.
¿Por qué no abrazar, de una vez por todas, nuesta secular inclinación a la gestión chapucera? Nosotros fuimos lo que, tras partirse un petrolero en alta mar, lo llevamos de paseo por la costa adyacente a repartir el chapapote a cuantas más localidades mejor. Fuimos nosotros los que, aún disponiendo de tecnología para evitarlo, pusimos en manos de un maquinista de tren la decisiva acción para evitar una curva endiablada. Eso sí, igual de torpes para elegir las opciones más adecuadas que espabilados para evitar que las consecuencias salpiquen a los políticos al cargo de la gestión, que en todos estos casos, los implicados políticamente se fueron "de rositas".
Lo cantaba en su día Luis Eduardo Aute: "Retales, chapuza y pastiche / remiendos, tapujos y parches / todo funciona a pegotes / qué carnaval, qué pitote".