Debo confesar que durante muchos años, de alguna manera, esta idea, máxima o frase dicha por Cela, pero con connotaciones clásicas de siglos, pudo ser un incentivo o, mejor dicho, un bastón en el que apoyarse. Pero también es cierto, no podemos negar la realidad, que son muchos los llamados, muchas voces, los que están en este enorme mar y pecio de la cultura literaria de la creación; muchos que han escrito uno o varios libros de poesía, teatro, novela, relatos o artículos de opinión, o de todos unos cuantos, y nunca les llega el Premio, sea el premio al que aspiren...
Es cierto que el que produce un tomate, pues se vende, se compra o se pudre. Pero al mes siguiente hay que producir otro. Y otro al año siguiente. Pero en la cultura, mucho de lo que se produce se pierde por los años, meses y siglos, pero mucho también queda. Por tanto, un poeta de hoy, aunque no lo sepa, tiene que saber que su producto tarde o temprano se pondrá al lado de Dante, Homero, Shakespeare, Whitman, Pessoa, Dickinson y cien o mil más que son considerados las grandes figuras, y eso solo en Occidente. Que dentro de nada, ya se pondrán al lado unos de otros, voces y oídos de Oriente con Occidente. Shakespeare, como Calderón, como Cervantes, tendrán que estar al lado de figuras orientales de su mismo siglo. Esta es la realidad. El mundo se ha globalizado también en la Cultura, también en la literatura. No solo ya tu producción debe mirarse con los ojos de lo que se hace en tu región, tu país, tu lengua, Europa u Occidente, sino lo que se hace a nivel mundial...
Esto ya está sucediendo, aunque no con suficiente fuerza, y esto sucederá en todas las artes y en todos los saberes. Por tanto, tu autor que era genial en tu continente y su siglo puede que pase a ser de segunda en el contexto mundial. No se ofenda conmigo, pero así es y así sucederá. Dante no será el gran nombre medieval que seguirá siendo, pero tendrá que mirarse a los ojos y a la luz de toda Asia, de toda la producción asiática, tanto china, hindú, musulmana, etc.
Por tanto, quizás llevaba razón aquello que cuentan: que un joven pide al padre la mano de su hija para casarse, y el padre burgués parisino le pregunta qué oficio tiene, y le dice que poeta, en su candidez y primera madurez. Y el padre, burgués parisino, hombre de mundo y de experiencia, según el relato, le indica: "No puedo darte la mano de mi hija, porque usted no solo tendrá que competir, su producto, su producción, lo que hace, no solo con los vivos, sino con los muertos...". Esta es la realidad, esto es el arte y esto son las artes, y esto es la literatura. Este modesto artículo que usted está leyendo puede que pase desapercibido y se olvide por los siglos de los siglos. Pero si sigue existiendo tiene que competir con los diez mil articulistas que puede que existan o hayan existido solo en Iberia y, por tanto, con los cientos de miles de artículos de opinión que se hayan escrito, al menos, en estos tres siglos. Quizás no sean cientos de miles, sino millones...
Al señor Cela, al señor Umbral, ambos maestros de la literatura y del articulismo de opinión, debo indicarles que su frase puede ser que sea cierta, pero la realidad también es real: miles y decenas de miles de autores y autoras están toda la vida esperando para que venga su príncipe y les otorgue su beso y los descubran. O que venga el patito feo y sea consciente de que es un cisne. Y nunca llega... Primero, quizás porque no se tenga talento suficiente; segundo, quizás por una veintena de grandes razones que aquí no vamos a descubrir y citar...
Pero sí podríamos hacer, ahora que ya somos más civilizados, directorios virtuales por territorios de nombres. Esto es lo menos que la sociedad puede dar a miles de autores y autoras que se pasan uno, diez, veinte o cuarenta años de su vida dándole a las letras, a la tecla y a las neuronas... Una ficha de cada autor y autora, con enlaces y bibliografía de su actividad. Una pequeña ficha, e ir reuniendo cientos y miles, según regiones, según territorios. Que haya una posibilidad, aunque sea lejana, para que figuras que estuvieron diez o cincuenta años trabajando y arando las palabras, las metáforas, las imágenes, los símbolos y las ideas, si alguien los busca los pueda encontrar. Sea la base hipotética de futuros trabajos... ¡Creo que no es mucho pedir...!
Todo esto me lo ha vuelto a recordar un artículo del maestro de la literatura Camilo José Cela, titulado: "Jamás perdí la esperanza...", publicado en El País el día 24 de abril de 1996. ¡Debo confesar al señor Cela, si es que me oye, que yo, modesto polígrafo y escribiente y escribidor y escritor, yo ya estoy perdiendo la esperanza; ni siquiera sé si las miles de páginas escritas seguirán existiendo dentro de cinco o seis o tres décadas...! ¡Esta es la realidad: en España el que aguanta gana, dice el lema de la Fundación Camilo José Cela, la famosa máxima de Cela y de Persio...! ¡Cierto es que es mejor hacer poemas que nadie leerá que hincharte de vodka...! ¡Paz y bien...!
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