Sexo, mentiras y cintas de video es el título de una película del cine independiente norteamericano de finales de los años ochenta que triunfó entre la crítica y el público por diversos motivos.
El filme trata sobre las relaciones de pareja de forma sui generis y desinhibida, el erotismo en su principal rasgo, y la tecnología, en particular el vídeo analógico, está omnipresente.
Ganadora de premios, en los festivales Sundance y Cannes fue precursora, según afirmaciones, del fetichismo tecnológico.
La videograbación y reproducción de videos analógicos estuvo vigente durante tres décadas, entre los setenta y los noventa. Hoy las tecnologías avanzan y cambian continuamente, y una película sobre alguna de ellas puede caer en el riesgo de perder actualidad incluso antes de alcanzar las cotas de distribución esperadas.
En los últimos años ha ido tomando fuerza el podcast que no es más que un archivo de audio que se publica de forma periódica o por episodios y que está accesible a través de internet en sitios webs, blogs, o en plataformas como iVoox, Soundcloud, iTunes o Spotify.
La grabación, edición y publicación de los podcasts es cada vez más fácil con softwares accesibles e intuitivos. Los podcasts son de diverso contenido e incluyen desde cursos de formación, consejos, entrevistas, a boletines diarios sobre un sector o tema.
Los medios de comunicación realizan volcados de sus programas a este sistema e incluso las editoriales, como ARCE, graban los textos completos de artículos de revistas en podcast. En general, ofrecen contenidos de actualidad e interés y aunque la duración de un episodio es variable parece que unos 30 minutos es la más aconsejable.
Es un formato que se caracteriza por su inmediatez y uno de los elementos por los que triunfa es porque nos permite consumir información a la vez que realizamos otras actividades.
La multitarea es una de las destrezas más valoradas en la sociedad en la que vivimos. Chatear con varias personas a la vez, mientras vemos una película y preparamos algo de comer es lo máximo.
Este rasgo del podcast unido a que, por lo general, los contenidos se presentan de forma resumida y directa, puede tener a medio y largo plazo efectos negativos, sobre todo si se hace una valoración en contexto.
Los hábitos de consumo de información han variado y predomina la información fragmentada. Los individuos reciben piezas o trozos de información, contenidos sintéticos de fácil deglución y que pueden ser compartidos rápidamente. La información que se recibe y comparte a diario se realiza fundamentalmente a través de redes sociales y de sistemas de mensajería instantáneas donde predominan los mensajes cortos, las imágenes y los videos.
La forma en que consumimos información moldea la manera en que creamos contenidos y todo ello produce un ciclo que, en definitiva, hace que el procesamiento
de la información sea cada vez más simple.
Mientras avanzamos hacia nuevos sistemas de aprehensión de la información abandonamos, tal vez sin vuelta atrás, otros que poseen importantes beneficios para el ser humano. Tal vez vivamos en una sociedad donde predomina la cultura de lo fácil y la lectura es una actividad que requiere esfuerzo. Sin embargo, son muchas las ventajas de la lectura.
Leer favorece la concentración, necesaria para la vida diaria; desarrolla diversas capacidades, las personas que leen fijan mejor el conocimiento; estimula la imaginación; mejora la comprensión, y la comunicación escrita y oral. Además, desarrolla la atención, la memoria, la interpretación semántica donde se activa el proceso de inferencia.
La lectura aumenta la plasticidad neuronal y por tanto, reduce las enfermedades neurodegenerativas. Es cierto que existen diversos formatos para los libros, el audiolibro entre ellos, pero desde la Neurobiología se afirma “el aprendizaje de la lectura pone en marcha adaptaciones cognitivas que se manifiestan en un incremento del consumo de oxígeno en zonas cerebrales durante el procesamiento de la letra impresa”.
Desde el año 2000 los informes del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, conocidos como informes PISA por sus iniciales en inglés Programme for International Student Assessment, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han venido alertando sobre los problemas de comprensión lectora en los jóvenes españoles.
El leer y no discernir el sentido de una frase o no poder mantener la atención más allá de tres líneas seguidas son resultados que aparecen en algunos de estos informes. Pero esta situación no solo se da en los estudiantes de 15 años sino que se extiende a otros tramos de edad. Más que leer se salta de una frase a otra, importa el titular no el contenido, lo que interesa es lo básico, la esencia y se desvaloriza el contexto, se prescinde de los argumentos. Con ello no solo se pierden conocimientos sino que se reduce la capacidad crítica y mucho más. En una librería de la ciudad hay cartel con una frase atribuida a Ray Bradbury, autor del libro Fahrenheit 451, “No hace falta quemar libros para destruir una cultura. Basta con que la gente deje de leerlos”.