Otero Pedrayo y el Galleguismo

10 de noviembre 2014
Actualizada: 18 de junio 2024

Quiero escribir sobre sentirse gallego y ser Gallego, además de ser español al mismo tiempo.                    

Ahora ser gallego y hablar en gallego está de moda, pero entiendo que se trata de un gallego muy superficial, sobre todo ese gallego que dicen "académico", con palabras rebuscadas. Algunas más que gallegas son portuguesas y que los que mamamos el gallego de niños no entendemos. ¿Por qué rebuscar tanto, por mucha Academia Galega que haya y por mucho que las impongan en el diccionario Gallego?

Yo he nacido en un pueblo, he hablado el gallego desde que nací. Cuando tuve que ir interna al Colegio de Monjas lo pasé mal. Apenas sabía palabras en castellano y mis compañeras se reían. Me parecía fatal. Era un lince en mi pueblo y aquí me sentía como un pájaro en una jaula. Y eso que era sobrina de varias maestras, mi tía la mayor era maestra de Trasalba, donde vivía Otero Pedrayo, insigne gallego, que por entonces era profesor de Geografía de primer curso de bachiller. Primero de Instituto y, luego, de Universidad.

Vivía aislado en un mundo idílico, pero no se enteraba para nada del sentir del pueblo y menos de unas niñas y niños. Con diez años se cursaba primero de bachiller y otra tía más joven fue su alumna porque estaba matriculada en el Instituto y recibía sus clases de Geografía en el primer curso. Hablaba muy bien, mientras nos daba un discurso, buscábamos en el mapa la isla más pequeña  del mundo y, con un tirachinas, nos tirábamos papelitos unas a otras.

En su pueblo, Trasalba, seguía metido en su nube e ignoraba la realidad de la gente y de los niños que pasan hambre. En el pueblo, como de costumbre, los niños robábamos fruta y hasta los hijos de sus caseros tenían prohibido coger fruta en su huerta. Su madre y su esposa lo prohibían. Eran muy tacaños.

Como niña tengo recuerdos, pues los maestros del pueblo iban un día a la semana a charlar con él. Me acuerdo de que a mi tía no le gustaba nada, pues decía que no vivía en la realidad, ni era consciente del hambre que pasaban muchos niños. Muchos de ellos se alimentaban gracias a la leche y el queso que venía de fuera, pues la mayoría acudía al colegio sin desayunar y lavar.

Y ahora es considerado un ilustre gallego, de izquierdas o derechas, pues a los niños nos daba igual.
ÿl estaba en su mundo, y no se enteraba de nada, pues un coche fúnebre no llegaba al cementerio del pueblo, por la estrechez del camino, propiedad suya, y nunca dio ni vendió, a su muerte tuvo que hacer la Fundación.

Así que las derechas o izquierdas no importan y menos a quién tiene hambre, por tal motivo a los hombres se les conoce por su legado.

Sí, D. José  Filgueira Valverde, trabajó por  Pontevedra, fue Alcalde en el franquismo, eso no quiere decir, que no podemos desechar a personas que tuvieron cargos en la Dictadura, debía ser un Honor que un pontevedrés  fuera recordado por la Academia Gallega y conmemore en su nombre el día 17 de Mayo, el Dia das Letras Galegas, como ya se ha nombrado a otros Ilustres Galegos, este es el caso de D. José Filgueira Valverde, con sus cosas buenas y malas. No entiendo cómo un Alcalde puede llegar a decir que se van a celebrar actos en su honor, pero que no asistirá.

Yo no sé por qué un partido se niega a nombrar a una persona como padre del Estatuto Gallego, cuando en realidad fueron tres: Alexandre Bóveda, Enrique  Rajoy Leloup y Bibiano Osorio Tafall. Todos sufrieron represalias del franquismo, pero en el BNG sólo se acuerdan de Alexandre Bóveda.

No hay izquierdas y derechas, sólo personas buenas y malas, que ayudan a  los demás. Para eso no tienes que ser nacionalista, simplemente buena persona.

 

Mª Luz Fernández  Rodríguez. DNI  34.583,127 M