¿Nos estamos cargando la infancia de nuestros hijos?

05 de abril 2024
Actualizada: 18 de junio

Que la educación en España está ideologizada, lo demuestra el hecho de que, en los últimos cuarenta años, se hayan aprobado ocho leyes educativas. Cada gobierno, se dedica a deshacer lo del anterior, y falta consenso que permita desarrollar una ley duradera y pensada para los estudiantes a largo plazo

Que la educación en España está ideologizada, lo demuestra el hecho de que, en los últimos cuarenta años, se hayan aprobado ocho leyes educativas. Cada gobierno, se dedica a deshacer lo del anterior, y falta consenso que permita desarrollar una ley duradera y pensada para los estudiantes a largo plazo.

 

Por si esto fuera poco, además, estamos los padres, que tratamos de imponer a nuestros hijos una educación paralela a la reglada, y es ahí, donde aparecen las actividades extraescolares, ese gran demonio que, muy probablemente, se está cargando la infancia de nuestros hijos.

 

Por supuesto, nadie quiere nada malo para sus hijos, todo lo contrario. Queremos que estén sanos y preparados, que hagan deporte, que aprendan un idioma, que estén al día de las nuevas tecnologías, que desarrollen su talento artístico en clases de música, baile, patinaje, dibujo o teatro.

 

Pero quizás obviamos un pequeño detalle, ¿qué quieren ellos? ¿Están de acuerdo con ese ritmo frenético que les imponemos fuera del horario escolar? Lo que parece evidente, es que se está sobrecargando a los niños de actividades extraescolares y que, la mayoría, no sirven para nada.

 

Solo hay que hacer un pequeño cálculo de horas para ver que, muchos, tienen una agenda más apretada que la de un adulto, lo que les produce el mismo estrés que sufrimos nosotros, agobiados con horarios laborales y las obligaciones diarias.

 

¿Por que lo hacemos? ¿Realmente creemos en esta formación extra o, por el contrario, los anotamos en todo tipo de actividades para que nos hagan de niñeras porque la conciliación entre la vida personal y la laboral no deja de ser una quimera?

 

En muchos casos, el exceso de actividades extraescolares provoca, además, que los niños caigan en la desmotivación de las propias tareas escolares a causa del agotamiento, ademas de restarles tiempo para la principal tarea de un niño, que no es otra que, jugar.

 

Sin tratar de demonizarlas, lo ideal sería buscar la forma de reducir esa sobrecarga de actividades, y elegir aquellas que más le guste a cada niño, no a los padres. Posiblemente, así lograríamos evitar el desinterés, y convertirlas en algo realmente aprovechable para el desarrollo formativo de los niños.

 

Al final, el exceso de tareas no deja de ser una contradicción. Queremos lo mejor para nuestros hijos pero, eso que creemos lo mejor, acaba con el resultado de niños desmotivados y estresados. Si de verdad queremos lo mejor para nuestros hijos, dejemos que el sistema educativo haga su papel, y proporcionémosles tiempo para jugar.