Somos una sociedad con la memoria en ayunas. "No mientas, cariño" fue lo que le espetó Susana Díaz a Sánchez en el debate de medias verdades para encontrar a un candidato del PSOE. Todo había empezado en octubre del 2016 cuando Pedro Sánchez dimitió como Secretario General tras la presiones por los resultados en las elecciones vascas y gallegas, quebrándose la unidad del partido y sumido en una crisis interna entre gritos, llantos e insultos, una situación que preocupaba a los líderes territoriales y sobre todo a los militantes y votantes socialistas; muchos por aquella época daban al partido centenario por muerto. El resto es historia. Tras el enfrentamiento entre Sánchez y la Presidenta de Andalucía, Susana Díaz, uno es presidente del Gobierno y Susana ha dejado su acta en el Parlamento andaluz y hoy es senadora.
Seis años después, en este país en el que ya le estamos haciendo el agujero a Ciudadanos, se pretende hacer sangre de una importante crisis en la sede de los Populares, y es que la gestión de los egos personales es algo complicado sea el partido que sea. Nos encontramos una Isabel Díaz Ayuso que bajo mi punto vista seguramente haya tenido una actitud "poco ejemplar" y creo que se equivoca en una cosa: atacar al aparato del partido, porque si una cosa tienen PSOE y PP es eso, unas estructuras de partido que son una autentica red de influencias con tentáculos que van desde el pueblo más pequeño de España al Parlamento Europeo, y atacar de una forma tan temeraria a la cúpula quizás haya sido algo imprudente.
Y mientras las declaraciones cruzadas llenan los rotativos a la espera de lo que digan las fuentes jurídicas, sobre este caso de tráfico de influencias que hemos asumido, como normal y no lo es, Pablo Casado, bajo mi punto de vista, se equivoca en varias cosas: primero, con su consejero Teodoro García Egea; venimos del voto equivocado y los engaños del diputado Alberto Casero; segundo, y que nos afecta a todos, no tener un discurso de oposición claro y en vez de buscar la moderación, la serenidad y "la oposición útil" se mantiene en taparlo bajo la bandera de España cuando ya lo hacen otros, que por cierto estos días se frotan las manos; y tercero, en mantener un relato en este caso basado en una mentira, ya que si era conocedor de este caso desde hacía meses, debería haberlo hecho público y no haber llevado a la Presidenta Díaz Ayuso de campaña por Castilla y León.
Lo que podemos sacar en claro de todo esto son tres cosas que duelen y dan pena: que nuestra élite política tiene unos niveles éticos bastante limitados con discursos sin liderazgo, sin tutela moral y populista, es la primera. Que se blanquean estos casos de red clientelar de todos los lados, y por desgracia a todas las escalas, o no se acuerda nadie de los decretazos en pandemia para la compra de batas desechables, gel desinfectante, guantes… Todo esto a las puertas de la entrada de 67.000 millones de euros de fondos Europeos para la recuperación, es la segunda.
Y la tercera, y la que más duele, es saber que nos están mintiendo a todos.
C.L. Fontán Ruiz