13 de marzo 2019

Si hay una foto que resume por qué no fui a la manifestación del 8M es una chica  con una pancarta en la que se puede leer: "Nosotras somos la manada"
Yo no lucho por una igualdad que me convierte en rebaño, que me disfraza, que me obliga a obedecer, que quiere librarme del sometimiento al patriarcado sometiéndome a un matriarcado.  No nos quiere libres, como dice, nos quiere apegar a su idea de libertad que  no es la libertad total.

El  Feminismo nació para hermanarnos entre nosotras, no para enfrentarnos, no para avasallar a las mujer que piensa diferente, porque en la diferencia está nuestra riqueza.
No quiero "empoderarme" porque el poder significa corrupción y abuso.

 Estoy cansada de escuchar que hay mujeres que hacen de padre y madre, porque no podemos sustituir la figura paterna, igual que ellos nunca podrán ser madres. 
No quiero cambiar la palabra cojonudo por" pezonudo" porque no quiero usar ninguna de las dos. No quiero devolver ofensa por ofensa.  

No creo que pensar con la vagina sea mejor que hacerlo con el pene. Ponérmelos de sombrero  o llevarlos en una chapa puede resultar- o no- gracioso en las despedidas de soltero/a pero hacerlo asociado el Feminismo me parece más cachondeo que reivindicación. 
 Por supuesto creo que hace falta igualar los salarios de hombres y mujeres, y me parece vergonzoso que tengamos todavía que seguir exigiéndolo. Sin embargo entiendo que debo hacerlo, igual que hicieron otras muchas antes que yo, preparándome, formándome , haciendo de mí la mejor mujer que pueda ser. Porque quiero igualarme en derechos y en obligaciones.
Porque no quiero formar parte de una cuota. 

Porque, obviamente, no quiero que me maltraten pero quiero tener la autoestima y la autonomía suficientes como para poder abandonar al maltratador y pelear además porque todas las demás la tengan. Porque sean consecuentes, porque sepan que pueden elegir.
Porque quiero que mi órgano de pensamiento sea el cerebro y no hacer de mi capacidad reproductora mi bandera ni mi superioridad. Porque ser madre no me hace superior ni al resto de las mujeres que no lo son, ni a los hombres. Porque presumir de embarazo me parece una falta de respeto a aquellas  mujeres que no pueden tener hijos e invocar los ovarios para demostrar  valentía, igual de prepotente y malsonante que hacerlo con los testículos (que haya que tener huevos para entendernos)

Porque pienso que si enseño el pecho o el culo donde no viene a cuento, la primera en faltarme al respeto soy yo misma. Porque si hacemos de nuestros pechos el símbolo de nuestra fuerza, ninguneamos a tantos miles de mujeres que, por desgracia, ya no los tienen. Porque una mujer, como el hombre, es espíritu además de cuerpo. 

 Porque quiero cuidar de mis hijos en mi casa, si quiero, y  trabajar, pero solo si eso me hace feliz, porque entiendo la lucha feminista como algo que nos otorga  el derecho a elegir, no la obligación de sacrificarnos el doble.
 Porque pienso que el trabajo doméstico aporta tanto a la sociedad como cualquier otro aunque no esté remunerado y que debería estarlo cuando se hace bien. Porque la conciliación es un camelo que nos han vendido.

Porque he visto jefas igual de prepotentes que jefes y porque no creo que la sensibilidad ni la empatía sean patrimonio exclusivamente femenino. 
Porque no  quiero que me encasillen en el papel de víctima como si no pudiese llegar nunca a ser dueña de mi propio destino. Porque no quiero que me infantilicen y que a nadie se le llame niña a partir de los dieciséis.
Porque no quiero que saquen los balones del patio; quiero que las niñas puedan jugar al balón si es lo que ellas deseen y no solo en la portería. Que marquen goles por toda la escuadra.

Porque querría, si tuviese una hija, que leyese a las primeras feministas: El segundo sexo, de Simone de Beauvoiur, para estar o no de acuerdo con él. Que supiese quienes fueron Amelia Earhart o Carmen Alborch. Que conociese a Rosalía de Castro, para que sepa que hay versos con más significado que "el día ocho hago lo que me sale del chocho". Que no mezclase Feminismo con Carnaval.

Que agradeciese a quien llegó antes que ella para luchar por lo que ahora tiene y que mantenga su lucha para que no se pierda.
Que no creciese viendo a los hombres como sus enemigos, sino como compañeros de vida; que entendiese que hay buenas y malas personas y que la bondad o la maldad no dependen del género. Que fuese justa, no vengativa, porque es cierto que todas hemos sido acosadas, y todas, absolutamente todas, condenamos al acosador. 

 Que supiese que el acoso no debería considerarse una situación natural  por la que tengamos que pasar alguna vez en la vida pero eso no significa que en cada hombre haya un acosador. Porque alabar la belleza de la forma y en el lugar adecuado se llama piropo, no acoso.
Que supiese exigir lo que se merece porque lo merezca, no por su sexo. 
Que respetase a quien se hace respetar, independientemente de su ideología, raza, sexo o religión. Que no se crea la dueña del mundo, porque el mundo no pertenece a nadie. Que no  piense que es mejor que nadie. 

Que supiese que las monjas  son mujeres igual que ella aunque hayan decidido ser célibes; también las prostitutas aunque, seguramente, no hayan podido elegir. Las dos forman parte de la sociedad en la que vive. 
Que entendiese que la manera más eficaz de erradicar la violencia es no ejercerla. Que no abusase siquiera de quien abusa  y si la vida le diese oportunidad de vengarse, no lo hiciese porque esa es la auténtica nobleza.  

Que fuese sabia y buena y que jamás dejase que la humillaran por ese motivo. Que se rebelase ante las injusticias sin provocar otras. Que supiese divertirse sin herirse ni herir a nadie para hacerlo. Que sepa defenderse si la atacan pero que no ataque la primera.
Que sea mujer y feminista aceptando la parte de responsabilidad que va con ello. Que disfrute de su sexualidad como ella quiera pero que  no la adoctrine nadie, que elija su propio color.
Que aunque yo fuese su madre, no me permitiese ser su dueña. 

Porque me gustaría  ir sola por la calle, de noche y sin miedo, pero teniendo en cuenta que el mundo, si no lo cambiamos entre todos, seguirá siendo peligroso y no quiero que nadie me proteja. Quiero protegerme a mí misma.
Porque quiero tener pareja por voluntad, no por necesidad y porque cuando no la tengo, soy la misma persona, igual de válida, igual de completa. Porque soltera no es lo mismo que sola. Porque tengo derecho a la soledad y al silencio porque son positivos cuando son elegidos. 

Quiero seguir teniendo amigos hombres, además de mi pareja, porque me aportan un punto de vista diferente y eso me enriquece  sin que nadie, mujer u  hombre venga y me diga: - ¿Sólo amigos?  No te lo crees ni tú-. 
Porque quiero que siga vigente la Presunción de Inocencia y se juzgue solo en los Tribunales de Justicia.
Porque quiero un Feminismo Global,  especialmente para las mujeres de aquellos países en que ser mujer todavía es un castigo.
Porque lo que he visto en el 8M camina más hacia la supremacía de la mujer, como antes fue la del hombre, que hacia el Feminismo. Porque las malas formas no dejan ver el fondo. 

Porque ojalá esté equivocada.  
Y porque definitivamente, no: No somos la manada.