Nada es lo que parece

25 de septiembre 2014
Actualizada: 18 de junio 2024

Milo Abelleira ha vuelto a escena, al menos para posar en una rueda de prensa de gran importancia para el Pontevedra, con motivo de la presentación de la escuela de fútbol que pretende captar, un poco tarde quizás, a niños de entre cuatro y siete años. Unos chavales que multiplicados por 180 euros la equipación, darán algún beneficio a la marca deportiva que ha llegado de la mano de Roberto Feáns, al que todos agradecemos el que trabaje gratis para la entidad granate.

Me alegro de haber preguntado por Milo últimamente, ya que por darme en las narices lo han sacado de la cueva donde le tenían escondido, a pan y agua. El director deportivo, que no ha ejercido como tal y que ahora pasa a coordinar la escuela, acompañó en dicho acto a la presidenta y al consejero responsable de hacer la actual plantilla, mediante el infalible sistema de tapar su desconocimiento del mercado pidiendo ayuda a un personaje, que no cobró, incluso perdió dinero. Así me lo afirmó el propio interesado y yo se lo traslado a ustedes por si algún día quieren aportar unos euros para hacerle un monumento.

Y miren por donde descubrimos que Abelleira es uno de los artífices de los grandes éxitos de la cantera del Celta, según Guadalupe. No entiendo cómo se ha estado desaprovechando un diamante de tal calibre. Igual no habían leído su currículum hasta este mes. Eso le pasa a Milo por modesto, por mantener en secreto su estancia como entrenador del filial del club vigués.

Pero no todos son alegrías. Mis alusiones a Luisito le han complicado su candidatura al banquillo granate. Lo siento por él, pero mi deber era informar de lo que se sabía en todos los bares de la capital, donde los que luego niegan y disparan contra el mensajero, sueltan la lengua a pasear. Por suerte, un medio de comunicación autonómico de gran entidad y periodistas de prestigio, sin resentimiento y que aman ciegamente al Pontevedra, confirmaban todo de la A a la Z tras la derrota con el Deportivo B. El cese de Manu Fernández y su relevo por parte de Luisito. No se produjo, es verdad, pero todos sabemos que no se lo inventaron.

Faltó valor para hacer lo que llevan tratando de llevar a cabo desde junio, entre otras cosas porque Pasarón no bajó el pulgar para pedir la cabeza del entrenador. Sabia, como siempre, esta exigente afición granate y dejando en paños menores una vez más a los dirigentes, que necesitan descargar la responsabilidad de su acción en el colectivo. Tendrán que esperar.

La maquinaria propagandística comenzó a funcionar y sacaron el teatro a la calle. Todo el mundo se enteró de una conversación privada en la que Roberto Feáns le transmitía la total confianza del consejo de administración al técnico. Casi me lo creí. No lloraba tanto desde que murió Chanquete.

Pero no nos engañemos, a la silla de Fernández se le habían caído dos patas, una en Ribadeo y otra ante el filial deportivista. Mantuvo el equilibrio milagrosamente, pero ya no podía volver a fallar. Y fue listo. Se cargó de la alineación a algunos jugadores de la misma cuadra y, por casualidad o lo que sea, salvó el match-ball frente a un Ribadumia que a priori metía miedo. No obstante, seguirá trabajando sobre el alambre y sin red.

La plantilla tenía buena pinta, aunque le falta un constructor (para que Pedro García no tenga que tocarla tanto y se dedique sólo a correr, aunque sea con más voluntad que orden táctico), de ahí que el Pontevedra no acabe de imponerse en el juego. Otros defectos son posibles de erradicar, con trabajo, actitud de los jugadores e inteligencia del míster. También sería bueno un poco más de profesionalidad, aunque por suerte la Feira Franca no se va a volver a celebrar en lo que queda de temporada. Por cierto, por si alguno estaba en el error como yo, decirles que Centrón no es un mote por los muchos balones que cuelga al área. Es apellido. Lo ves dos partidos y te despeja la duda.

Como despedida les dejo otra información como la de Luisito, "inventada", al menos hasta que la publique un medio serio, esperando que el protagonista no sufra como el anterior las consecuencias de mi desatada vocación de contarles todo sin cortapisas. Conocen a un tal Patxi Salinas, famoso por ir a Supervivientes de concursante y luego de defensor de otros. Sí, también le relacionarán con el Athletic de Bilbao y el Celta. Pues no digo más, que ustedes las cazan al vuelo.

Se me olvidaba felicitar a Caramelos Novás, que está vendiendo caretas en temporada baja para que algunos hagan ataques personales ocultos tras su cobardía. Me gusta mucho la máscara de la chica que complacía a su superior fuera de las horas de trabajo y la del hombre engominado. Quizás las reserve para los próximos Carnavales.

Dicen en Asia que "un tigre no pierde el sueño por la opinión de las ovejas".