'Marte' o el marciano

03 de noviembre 2015

Riddley Scott presentaba hace unas semanas su última película, Marte (The Martian). La publicidad, la prensa, el tráiler… todo nos decía ya de qué iba la peli: un astronauta que por determinadas circunstancias se queda sólo en el planeta rojo.

Desde luego la premisa apuntaba maneras y era, cuanto menos, interesante. Matt Whitney tendrá que ingeniárselas para sobrevivir (si los cálculos no me fallan) más de 4 años sólo en Marte. Hambre, soledad y una muerte segura es lo que cualquiera (incluso un súper-astronauta de la NASA) podría pensar, y eso, llevaría con total seguridad a la locura, o al menos a la depresión, o al menos al ostracismo… Sin embargo el protagonista resulta ser un héroe con los nervios de acero que no sólo vive tan tranquilamente en Marte sino que además lo hace entre bromas y un gran sentido del (buen) humor. 

Matt Damon hace un buen papel y sostiene el peso de la película con su actuación, pero el guion en cuanto a rasgos y profundidad del personaje brilla por su ausencia y se hace difícil creernos al protagonista ya que con tanto positivismo, apenas parece humano. Pero es que puede que no sea el cometido de una película que es 100% entretenimiento al más puro estilo americano, con final feliz y moraleja optimista: nunca jamás de los “jamases” se debe perder la esperanza.

"En algún momento todo se va a ir al traste (…) Y tendrás dos opciones, puedes simplemente aceptarlo o puedes ponerte a trabajar".

Y es que a pesar de que la película se hace un pelín larga, es cierto que la trama está en constante movimiento y no hay momento para el despiste. Riddley Scott sabe cuáles son las leyes que rigen los taquillazos y hace gala de ello, y aunque en algunos aspectos el guion es muy flojo y predecible, consigue captar la atención a través de la curiosidad ante las infinitas posibilidades que ofrece la historia y de la belleza e inmensidad de la fotografía.

En resumen, Marte es aventura espacial y ciencia ficción, una película para ver en pantalla grande y disfrutar de sus maravillosos paisajes, pero sin esperar mucho más que entretenimiento edulcorado con sobredosis de optimismo. De esas películas que vienen ya masticadas y que son perfectas para olvidarse durante un rato de la vida diaria y su mundanal ruido…