Lunes de resaca

23 de febrero 2024

El lunes, una parte de Galicia se levantó de resaca sin haber bebido una sola gota. El motivo, la enésima victoria que el Partido Popular había logrado en las elecciones.

Lo peor de la resaca es el dolor de cabeza, que la garganta se transforma en una lija y los oídos pitan, provocando un malestar que solo se puede curar con reposo. Pero descanso, es lo que les faltó a los gallegos que no habían votado al PP, porque el lunes vino cargado de sesudos análisis desde los púlpitos mediáticos de la derecha y de insultos en las redes sociales. 

Es decir, la Galicia que no votó al PP, además de perder, tuvo que comerse el improperio y la conmiseración de los líderes populares y de algunos iluminados que aprovechan estos momentos para difundir insultos a la idiosincrasia de los gallegos.

Las redes sociales son muy dadas a este tipo de comentarios, con personajes que las utilizan para insultar desde la valentía que les otorga el anonimato. Por resumir, uno de los mensajes que más se pudo leer fue: "Ya están otra vez los viejos paletos gallegos votando al PP"

A quienes simplifican de esta forma el resultado electoral, habría que explicarles que el PP no solo gana elecciones por mayoría absoluta en Galicia, y que también obtiene éxitos contundentes en otras comunidades donde, pase lo que pase, el resultado se repite sin remisión en cada elección. Eso sí, sin que nadie se rasgue las vestiduras por una desgracia provocada por la rústica senectud de sus votantes, por ejemplo. 

Es cierto que la gente de menos de cuarenta años en Galicia no ha hecho otra cosa que ver ganar elecciones al PP, y casi siempre por mayoría absoluta. Por tanto, aunque solo fuese por estadística, nadie pensaba que esta vez fuera diferente. 

Pero para aquellos que ridiculizan a los gallegos por este motivo, deben entender que en Galicia no gana el PP porque seamos una sociedad de paletos. Aquí, las cuestiones que se suponen razones suficientes para un giro político, como la sanidad, el empleo o la crisis, no suelen ser decisivas. No somos un pueblo que se asuste por cosas que llevamos viendo toda la vida, y si se cambia el Gobierno tiene que ser porque hay razones de verdad traumáticas aunque, por lo visto, ocurran con la misma frecuencia del cometa Halley.

Cuando hay elecciones, más que el estado de la nación, suele pesar el estado de la oposición y, por desgracia, en Galicia lleva demasiados años desorganizada. Ante este panorama, el PP ya sabe que va a ganar antes de empezar el partido.

Además, si pones la guinda dos días antes de ir a votar, enviando un sms individualizado a cada sanitario anunciando el pago de los atrasos que se le adeudan, a pesar de que se habían pactado un año antes, ¿quién supera eso?.

Tras las elecciones, nos queda otro mapa pintado de azul, que los medios utilizan como el nuevo cartel publicitario de lo que es el PP en Galicia. Por contra, los que no votan al PP, tratan de superar la resaca con pensamientos no menos dramáticos: nos lo merecemos, no tenemos solución, no tenemos remedio… 

Comentarios que, al oído foráneo, pudieran parecer exagerados, pero que en Galicia se entienden como retranca, una mezcla de ironía con humor negro que casi siempre conlleva un mensaje de auto flagelación; nos va en la sangre. Quizás por ahí empiece a entenderse, yendo hacia atrás en el tiempo, por qué en Galicia arrasa el PP.