Vuelvo a las andadas. Tras un tiempo sin tiempo (valga la redundancia) vuelvo a este pequeño espacio que en PontevedraViva tienen para mí. Siento no haberle sido "fiel", pero espero poder retomar y volver, poco a poco, a disfrutar el cine recomendable y a desgranar el cine que no se deja disfrutar.
Sin más dilación me meto en materia y hoy quiero hablar de la esperada Regresión. Digo esperada porque Amenábar, uno de los grandes de nuestra cinematografía, no presentaba película desde 2008 cuando se estrenó su quinto filme Ágora. Siete años después por fin vuelve a las pantallas grandes con una película que (según palabras textuales) presenta "sus miedos más personales". Y sin embargo, Regresión es una de las películas más impersonales del director y su huella apenas aparece por ningún lado.
La película está categorizada como thriller, no es una "peli" de miedo (como puede parecer en un principio), es un filme de suspense pero que no convence y que no cumple con su cometido. A penas genera intriga alguna y además se desenvuelve de forma lenta y predecible.
La historia está basada en hechos reales que ocurrieron en los 90 en Estados Unidos, acontecimientos relacionados con sectas satánicas y el miedo y la paranoia que ellas levantaron en esa época con sucesos no del todo esclarecidos y que tenían que ver con sus prácticas y reuniones.
La idea básica de todo el film es muy interesante "la mente es un universo": toca el tema del subconsciente, de la sugestión y de todo lo que la mente puede llegar a generar para prácticamente jugar con nosotros mismos, alimentándose de nuestros miedos y peores pensamientos para hacernos creer las cosas más increíbles. El poder que tiene sobre nosotros y la posibilidad de hacernos caer en una espiral de autodestrucción ("Los caminos de la mente son inescrutables").
Sin embargo Alejandro no juega bien sus cartas y deja que este tema tan interesante pase prácticamente desapercibido y juegue un papel puramente circunstancial. Sí es verdad que cobra importancia en cierto momento del film, pero no lo pone al servicio de la historia como podría hacerlo, para generar ese suspense y ese miedo que se busca durante toda la obra pero que no se consigue.
El resto del film es correcto sin llamar demasiado la atención. Una realización y estructura adecuadas y unos buenos actores que realizan sus papeles pertinentes. Pero el total de la película no deja el sabor al que Amenábar nos tiene acostumbrados y la sensación final es que es un filme más, que no aporta nada.
Dicen que "lo bueno se hace esperar"… pero éste, desde luego, no ha sido el caso.