La capilla del Cristo en el Monasterio de Poio. Santa Trahamunda y su sepulcro suevo

13 de abril 2024
Actualizada: 18 de junio

Muchos hemos escrito sobre la "Patrona de la Morriña". No consideramos el entorno histórico. Unos ubican su cenobio en la Isla de Tambo; no hay argumentos que lo sostengan. En nuestra Isla estuvo un cenobio dedicado a la VIRGEN DE GRACIA. Una temática a investigar.

Muchos hemos escrito sobre la "Patrona de la Morriña". No consideramos el entorno histórico. Unos ubican su cenobio en la Isla de Tambo; no hay argumentos que lo sostengan. En nuestra Isla estuvo un cenobio dedicado a la VIRGEN DE GRACIA. Una temática a investigar.

Consultados los escritos del Padre Sarmiento, P. Fray José Crespo, y mi maestro el P. Fray Jerónimo, su cenobio estaba ubicado en San Martiño, en el Castrove. A este lugar también lo denominaron Porto Santo.

HERRAMIENTAS HISTÓRICAS: Nos encontramos con diferentes opiniones sobre el siglo en que surge la Leyenda o Tradición de Santa Trahamunda. Unos señalan: Abd al-Rahman I (que reinó de 756 a 788 d. C.), unificó con gran esfuerzo la España musulmana a finales del siglo VIII d.C., pero después de su muerte la península se deshizo una vez más. Ibn Nusayr se internó por tierras Gallegas en dirección al mar, obligando a los naturales del lugar a refugiarse en las montañas del Castrove. Llegaron a San Martiño y se llevaron a todas las jóvenes hermosas para los harenes, entre ellas Santa Trahamunda.

Otros apuestan en tiempos de Aderraman II, la gran ofensiva contra Alfonso II El Casto por los hermanos Al-Abdas y Malik al Qaisi; fueron derrotados en Naron y Arceo. Los musulmanes quedaron diezmados y atacaban nuestra Galicia en forma de piratería. Es posible que, en este periodo, finales del siglo IX, su produjese el saqueo de San Martiño y llevase a Santa Trahamunda al califa en Córdoba. El califa era Abderramán III.

TRADICIÓN: Cuenta la Leyenda que Santa Trahamunda era una monja que vivía en un cenobio en San Martiño. En el siglo IX fue atacada por los musulmanes. Por entonces, Mugith se trasladó a Galicia, portando la orden califal de Córdoba de que tanto Ibn Nusayr como Tariq debían regresar de inmediato a Córdoba para dar cumplida cuenta en persona al califa. Trahamunda, que era joven y bellísima, fue llevada a Córdoba, y allí intentaron que renunciara a su fe, pero ella se negó una y otra vez. Por lo que fue torturada y encarcelada. La encerraron en una celda durante varios años y la saudade o morriña fue apoderándose de ella. En la noche de San Juan -tan celebrada en Galicia- fue invadida por un intenso sentimiento, una especie de dulce angustia de estar en su tierra con los suyos. Se pasó todo el día rezando y rogando tanto al cielo, como a su santo San Juan que le permitiese ir a pasar la noche, aunque fuese la última a su ansiado pueblo, Poio (hoy San Juan de Poyo – San Xoan de Poio).

En su mazmorra al atardecer apareció un ángel que le dio una rama de palma, con la que viajó a Galicia transportada por el mismo ángel. Más tarde, plantó la palma cerca del que hoy es el monasterio de Poyo donde germinó y se mantuvo hasta el siglo XVI. Y así pudo gozar de los fastos de la jornada y allí pasó  devotamente el resto de sus días y al fin, allí fue enterrada.

Cita el Padre Sarmiento, en su glosario Voces de la Lengua Gallega: "En un lugar de San Martiño, cerca de Poio, hubo un convento antiquísimo de monjas; quedan vestigios de que hubo una capilla dedicada a dicho santo. En donde se supone vivió como abadesa o monja santa Trahamunda".

Llegó transportada desde Córdoba hasta el crucero que estaba delante de la Iglesia; los fieles la encontraron dormida; se identificó y entró en la Iglesia, rezando las vísperas y plantando en el claustro su palmera que duró hasta 1578. Unos días después falleció.

Fue enterrada en este sepulcro suevo, según cuenta la tradición. Sería de gran ayuda que los arqueólogos analizasen este sepulcro y nos confirmasen su fecha.

La historia de Santa, Trahamunda puede derivarse de los ritos de pueblos establecidos anteriormente a los suevos. La palmera es un símbolo sagrado desde la Prehistoria; es símbolo de la Resurrección o Vitoria.

Este símbolo está en la mitología egipcia que resumimos: Las diosas egipcias: Nut, el cielo estrellado; Hathor, la gran madre o vaca cósmica; Isis, dadora de la vida.

Son citadas como señoras de la Palmera. Vivían en el árbol sagrado; su misión era preparar los espíritus de los muertos, dándoles de comer y beber hasta determinar su destino. También la asociaron a Ra, dios del Sol Creador.

Los judíos: ¡Qué bella eres, qué encantadora, oh amor, en tus delicias! Tu talle semeja a la palmera, tus pechos, a sus racimos. Me digo: "Voy a subir a la palmera, tomaré sus racimos". (Cantar de los Cantares 7,7-9).

Antonio Machado: "La palmera es el desierto, el sol y la lejanía: la sed, una fuente fría soñada en el campo yerto".

Los romanos la veneraban como símbolo de la fertilidad. Según la leyenda relatada por Ovidio sobre la fundación de Roma, Rómulo y Remo, hijos de la vestal Rhea Silvia y el dios de la guerra Marte, se aparecen en un sueño a su madre, poco antes de dar a luz, bajo la forma de dos palmeras datileras de ramas majestuosas que se erguían hacia el cielo simbolizando un buen augurio de la grandeza futura de Roma.

No constan datos, pero vinculan la atracción de la palmera en nuestra gallega tierra a esta Santa, viajera en el tiempo, que, en su triste morriña, Dios le concedió el privilegio de regresar a esta tierra de encanto.

Lo que se da como hecho real: "La palmera es introducida por la cultura musulmana; ya como elemento sagrado, ya nutritivo, ya medicinal".

No fueron nuestros emigrantes. Algunos adquirieron fortuna, vuelven a su terriña, edifican casas de abolengo, usan la palmera como símbolo de sus sueños y de poderío.

 

Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: Asociación Cultural Amigos del Monasterio de Poio.