Brilla por su ausencia en ellos el respeto, la honradez, honorabilidad, honestidad, responsabilidad, compasión, gratitud, lealtad...
Es terrible y frustante comprobar cómo aquellos que deberían ser ejemplo, no son más que unos trileros capaces de mentir, engañar y esconder tras la fachada que exhiben la otra cara de la moneda, que no es otra que la realidad de lo que son y los atropellos que llevan a cabo por y para su beneficio personal, económico y laboral.
Se muestran como adalides de causas justas, expresan sus opiniones como sabios o gurús, critican, denostan, juzgan y lo cierto es que sólo venden un producto que les llevará a conseguir su fin, en el que no creen y que, además, a la primera ocasión que tienen, ponen en práctica todo lo contrario.
A estas alturas ya se habrán dado cuenta de que hablo de todos esos Errejones que, tras la careta que oculta la realidad, son monstruos despiadados y también de los que colaboran encubriendo sus desmanes y que, con su silencio, por supuesto, no altruista, porque créanme que algo sacan a cambio, permiten que continúen con sus fechorías dando lugar a hechos deleznables y, en algunas ocasiones, hasta constitutivos de delitos, para lograr también su estatus y superioridad, a costa de todo. Tan culpables y peligrosos unos como otros que lo único que producen es putrefacción, corrupción y vergüenza para el ámbito donde desarrollen su actividad, porque los Errejones y compañía son como las brujas en Galicia: "Habelos, hailos". En todos lados, en todas las esferas y les aseguro que más de uno caería infartado de saber a quien tiene a su lado, en su entorno, en su vida.
Hoy día ser sincero y decir la verdad es un deporte de riesgo ya que te convierte en un blanco para ser señalado por esas bandas organizadas de Errejones donde sus secuaces te señalarán, te tacharán de loco, mala persona y problemático, ya que les resulta más rentable mirar hacia otro lado, no sea que se pierdan beneficios o se descubra que también cuelga de su armario algún que otro cadáver y se desmonte el teatrillo y quede al descubierto que son unos impresentables, caraduras y sinvergüenzas al igual que ese "líder" al que venden su alma por unas monedas con las que comprar cosas de las que rodearse y así hacer ver que son algo que les hace parecer personas de bien.
Sin duda alguna no podemos rendirnos y permitir que campe a sus anchas la mentira y el engaño, el discurso hipócrita donde se erigen como almas cándidas y bondadosas que utilizan para manipularnos, la doble moral y el doble rasero con el que seccionan y hacen rodar las cabezas de los que no comulgan con sus actos o les hacen frente, la falta de pudor con la que después miran a los demás con desdén y desprecio, el robo de la fe de quiénes creemos en que la verdad es el camino a todas partes y la responsabilidad sobre nuestros actos debe ser una cualidad inherente a la persona.
Yo reivindico a las buenas personas, las que pueden ir con la mirada alta y al frente, esa que no hay que bajar delante de nadie porque no hay nada de lo que avergonzarse, la que no te roba el sueño y la que permite dar tu opinión de forma sincera sin temor a que nadie pueda ponerte colorado. Las buenas personas cuyas intenciones son claras y honestas, las que se equivocan y piden perdón asumiendo errores con humildad y de corazón, las que construyen y crean sin manipulaciones y sin egoísmo, las que dan sin pensar en recibir, las que se entregan solidariamente con voluntad y ganas de mejorar la vida de todos, las que cuyo precio es impagable y por lo tanto son personas de gran valor, en definitiva, las que logran mantener con sus actos la maltrecha dignidad de unos ciudadanos en demasía permisivos con actos de dudosa talla ética que, para desgracia de t minan los pilares de la sociedad y nos dejan a los pies de Errejones y Cía.