En Memoria de dos Guardias Civiles asesinados en acto de servicio

12 de febrero 2024
Actualizada: 18 de junio

Hoy, con el corazón oprimido por el peso del luto, nos despedimos de dos valientes defensores del orden público, dos Guardias Civiles (con letras mayúsculas) cuyas vidas fueron arrebatadas por el crimen despiadado que acecha nuestras costas. En Barbate, en el fragor de una noche que quedará grabada en la memoria de nuestra institución, dos compañeros, Miguel Ángel y David, fueron vilmente asesinados en acto de servicio

Hoy, con el corazón oprimido por el peso del luto, nos despedimos de dos valientes defensores del orden público, dos Guardias Civiles (con letras mayúsculas) cuyas vidas fueron arrebatadas por el crimen despiadado que acecha nuestras costas. En Barbate, en el fragor de una noche que quedará grabada en la memoria de nuestra institución, dos compañeros, Miguel Ángel y David, fueron vilmente asesinados en acto de servicio.

El horror de su partida se magnifica ante la brutalidad del crimen que los arrancó de nuestras filas. No fueron víctimas de un simple accidente, sino que fueron asesinados por aquellos que trafican con la desgracia y la miseria. La narcolancha que segó sus vidas no solo representó la violencia de un acto criminal, sino también la despiadada indiferencia de quienes apoyan a los perpetradores.

Es una herida aún más profunda en nuestro ser el saber que un sector de la población no dudó en aplaudir desde el muelle el "paso triunfante" de la narcolancha. Este gesto despiadado nos recuerda la complejidad de lucha contra el tráfico de drogas. No solo se enfrentan al crimen organizado, sino también a la complicidad y al apoyo que algunos brindan a quienes siembran el caos y la desesperación en nuestras comunidades.

En este momento de duelo, es vital recordar que la batalla contra el crimen no es solo responsabilidad de nuestras fuerzas de seguridad, sino de toda la sociedad. Con el apoyo de aquellos que valoran la justicia y la paz, debemos mantenernos firmes en nuestra misión de proteger a los ciudadanos y erradicar el flagelo del narcotráfico.

A nuestros compañeros caídos, les prometemos que su sacrificio no será en vano. Estoy convencido de que se honrará su memoria combatiendo incansablemente a aquellos que intentan sembrar el terror en nuestras calles y costas. Que su valentía y dedicación sirvan como inspiración para seguir adelante en la lucha por un mundo más seguro y justo.

Desde la perspectiva de un guardia civil retirado, sé que servir al ciudadano es más que una profesión; es un compromiso con la justicia, la integridad y el bienestar de nuestra sociedad. Y aunque el dolor de su ausencia nos embarga, desde un sentimiento de rabia contenida, nos reconforta saber que su sacrificio no va a ser en vano.

Descansen en paz, queridos compañeros. Vuestra memoria vivirá por siempre en los corazones de quienes os conocieron y en el compromiso renovado de nuestra institución de proteger y servir a nuestra sociedad.

Fueron grandes y fuertes, porque fueron fieles al juramento que empeñaron. Por eso como valientes lucharon, y como héroes murieron.