Hemos metido la pezuña al resaltar que nuestros pueblos antergos tenían amoríos con la cebolla. Resulta que nuestra castaña tiene más historia y años que Matusalén.
La sitúan en EL Pleistoceno. Los geólogos afirman que fue una época de mucho cambio climático.. ¡No dudamos que lo hubo, pero la humanidad siguió viviendo! ¡Aquí estamos para bien o para sufrir los errores de las deidades autocráticas!
Datan la castaña en aquella época; alimento de personas, animales y fue cambio de moneda (el trueque tradicional, dos castañas por medio mamut).
En nuestra Galicia es tierra de castaños y disfrutaron de la castaña hasta que Colón descubrió La Otra Tierra y trajeron la usurpadora patata que intentó enviar la castaña al exilio.
Menos en esta "Terriña Meiga", que siguió celebrando el magosto en honor a un alimento básico en nuestras vivencias. En mi valle de Verín, se logró más auge en su cultivo y celebración, siempre regado con el amiguete vino de sus viñedos.
Existen numerosos documentos en los monasterios pertenecientes a las órdenes benedictinas y cistercienses sobre el cultivo de la castaña, el cual consideraban el segundo más rentable tras los viñedos. También los contratos forales hacen referencia a este alimento; los abades concedían una tierra a un forero a cambio de "hacer, chantar o poblar un souto" y exigían el pago con castañas secas.
Encontramos un episodio de José Villaamil y Castro: Lo Resumimos.
"María Castaña nació en el siglo XIV. Una de las revueltas, contra los impuestos que el obispo de Lugo cobraba, tuvo lugar en 1386, bajo el reinado de Juan I de Castilla, y fue encabezada por María Castaña contra el obispo de Lugo, Pedro López de Aguiar, que acabó con la muerte del mayordomo del obispo, Francisco Fernández. Sofocada la revuelta, María Castaña y sus dos hijos (o según las fuentes, sus cuñados), Gonzalo Cego y Afonso Cego, fueron apresados, acusados de provocar la muerte del mayordomo y obligados a donar sus bienes, entre ellos las posesiones en el coto de Cereixa en Tierra de Lemos y mil maravedíes a la Iglesia".
¡Eureka! He descubierto el origen del epigrama: "En tiempos de Maricastaña". Muchos escritores la usaron, sobre todo en cuentos infantiles.
¡Estamos en tiempo de degustar este producto! Ya están los castañeros establecidos en los lugares de costumbre.
El Príncipe de las Castañas
Me encuentro con el "Príncipe de la Castaña", Paco Pazos.
Conversamos de su duro oficio, de su afición al Club Pontevedra, de su pasión por el atletismo que le liberó su adicción al alcohol.
Ha decorado su locomotora con muchos detalles y panfletos. Sobresale la campanilla, que es el reclamo de que la castaña está en su punto y hay que degustarla. Nos enrollamos y cuenta sus vivencias.
- Mi padre, Valentín Pazos Recamán estuvo sesenta años al pie de la locomotora. Comentaba que tenía escrito que iba a estar hasta que la ambulancia le venga a buscar aquí mismo. En mayo del 2012 se fue a la otra vida.
La vida de mi padre está llena de superar muchos obstáculos; creo que empezó a ser feliz cuando optó ser castañero y con su amiga la locomotora daba un toque de alegría en la Herrería; guardamos su locomotora que tiene más de 115 años. Nosotros intentamos imitarla con otras.
Nací en 1967 en esta ciudad. A los 10 años inicié el oficio de castañero junto a mi padre y hermano. Llegó a tener tres locomotoras. Ya fallecido, mi hermano Tín heredó el puesto en la Herrería; a mí me toco este puesto, en la Plaza de Compostela.
Me pusieron el nombre del Príncipe de Las Castaña porque me casé el mismo día que el príncipe Felipe, hoy rey de España. Llevo 46 años de profesión y al llegar a los 50 me retiro.
¡Bueno! ¿Habrá la tercera generación de tu locomotora?
- Mi hija está estudiando Biología. Pero yo dejaré como un "Disneyland" esta locomotora; en ella se mostrará hechos deportivos y sobre todo un referente al libro que publiqué "El Príncipe de las Castañas". Narro la dureza de este oficio, cómo hay que tratar las castañas y muchas vivencias.
¡Ojalá sea un carrusel que florezca nuestras vivencias en esta ciudad!
Tienes una gran afición por el deporte; sobre todo por el atletismo. Creo que lograste el segundo puesto en Oia, en el 46 Trofeo a campo Través.
- El atletismo fue mi salvación. Hubo un tiempo que fui adicto al alcohol; en esta disciplina, que sigo practicando, conseguí liberarme de ese bichejo y volver a soñar.
Me acaba de llegar una grata noticia. En el año 2025 me aceptaron para correr el medio maratón en Londres, llevando una locomotora castañera con diversa publicidad. ¡Claro! No será con esta…, ¡menudo bicho! Una réplica fácil de manejar. Con los dineros que obtengan, mandaré que le erijan un monumento al rey de las Castaña, mi padre. Con el resto, se lo otorgaré al Concello para la apertura de baños públicos.
Al contarme su sueño rebosaba de alegría, simpatía y un gran amor por su padre. Con este nuestro atleta, me pasé conversando sobre historietas de nuestro fútbol, sobre todo en la época de que "Hai que roelo". Hablamos de un genio y sufridor de aquel equipo: Ignacio Martin-Esperanza Tejada, como alma y espíritu de aquel sueño deportivo. Hubo varias opiniones y nos despedimos, llevando unas sabrosas castañas.
¡Feliz Halloween y solsticio de invierno! ¡Ojo! ¡Cuidado con los muertos-vivientes!
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografía: Sofía Lorenzo Gómez.