El problema no es tener ochenta años

11 de octubre 2023
Actualizada: 18 de junio 2024

Esperé que pasaran unos días a cumplir los ochenta para comprobar si me influía en mis principios sobre la igualdad entre hombres y mujeres y en mi postura feminista ante la vida. Pues no, sigo pensando lo que pensaba y me duelen las declaraciones de Don Alfonso Guerra, al que admiré por su capacidad de trabajo, su dedicación al socialismo, su fluidez dialéctica, a pesar de no ser nunca guerrista, y sobre todo por su trabajo por España

Esperé que pasaran unos días a cumplir los ochenta para comprobar si me influía en mis principios sobre la igualdad entre hombres y mujeres y en mi postura feminista ante la vida. Pues no, sigo pensando lo que pensaba y me duelen las declaraciones de Don Alfonso Guerra, al que admiré por su capacidad de trabajo, su dedicación al socialismo, su fluidez dialéctica, a pesar de no ser nunca guerrista, y sobre todo por su trabajo por España.

Hay quien para disculpar estas salidas de tono echa mano de la edad del que, creyendo que hace una ‘gracieta’ a la que tanto está acostumbrado y que fue muy celebrada por muchos de su entorno, utiliza una que en este momento ni hace gracia, ni es oportuna. Les aseguro que el 21 de septiembre me lastimó escuchar a Don Alfonso Guerra tratando de desacreditar a Doña Yolanda Díaz con un tema estético aludiendo a su tiempo dedicado a la peluquería, mostrando su machismo trasnochado, denigrándola sin considerar su capacidad, su rigor jurídico y político. Lo más lamentable es que no es la única ocasión en que manifestó públicamente su actitud machista hacia la Ministra de Trabajo en funciones: recuerden cuando la calificó de "nuestro Mélenchon vestido por Christian Dior". Por supuesto se puede y se debe discrepar políticamente, pero por favor, no de esa forma tan detestable y burda.

El problema del señor Guerra no es su edad, es que siempre tuvo una tendencia machista, digo tendencia para no herirle demasiado. Cuando tenía solo 46 años, en 1986, declaró en la presentación de un programa electoral lo siguiente: "Hay que convivir con la economía sumergida como con algunas mujeres, no se la puede eliminar por decreto". Esto le costó una contundente respuesta crítica del movimiento feminista Kalima, con una carta en la que no faltó ni el humor, ni la ironía y hasta cierta caricatura, y que se puede consultar en la "maldita hemeroteca".

También me contó una socialista que en febrero de 1980 asistió con otros compañeros gallegos de la dirección a una importante reunión política, en Madrid, en la que estaban Alfonso Guerra y Felipe González. El tema era de gran importancia y repercusión para Galicia y su futuro Estatuto. Todos manifestaron sus argumentos por los que se oponían al acuerdo que se estaba fraguando con la UCD. Ella era la única mujer y, cuando expuso su argumento, ni la escuchó, ni la miraba al hablar, atribuyendo su intervención a otro de los participantes, hombre. La mujer se hizo transparente a sus ojos, otra forma sutil de eliminar a una mujer, de ejercer el machismo. Claro que no consiguió callarla porque un compañero, mucho mayor que Guerra, se lo hizo notar apoyándola.

Tendrían que darse cuenta él y otros muchos de su generación de que esa salida de tono no es cuestión de edad, sino del pensamiento que esa persona tenga y de la incapacidad de asimilar y aceptar que el tiempo pasa, que el devenir puede cambiar las circunstancias, afortunadamente, para las mujeres, también para los hombres, para la ciudadanía y, como no, para los países y para el mundo. Los cambios, estudiados por la Historia, nos enseñan que gracias a muchos de ellos la humanidad va avanzando en derechos, en respeto, en libertades, aunque desgraciadamente no en todas las partes de nuestro planeta, ni siquiera de nuestro país y casi nunca al mismo tiempo.

Termino citando las palabras de Doña Carmen Calvo: "Lo que pienso de lo que ha dicho Alfonso Guerra sobre una mujer en política es absolutamente detestable, que se nos juzgue por el pelo en vez de por las neuronas. Alfonso Guerra se lo tiene que mirar". Y añado que se ponga al día, no vaya a ser que se extinga como los dinosaurios, que no se adaptaron a la nueva climatología del final del Cretácico.