El multiusos granate, alias "el topo"

26 de agosto 2014
Actualizada: 18 de junio 2024

Nueva temporada, renovadas ilusiones y cambios significativos en el Pontevedra Club de Fútbol. Claro está, que todo eso no ha conseguido desterrar de la entidad los fenómenos paranormales. Y es que una vez más, habrá que solicitar la presencia de Iker Jiménez y su nave del misterio para ver si encuentra explicación a ciertas situaciones.

El caso más curioso es el de Roberto Feáns. Aparece de la nada, de la mano de la por aquel entonces asesora del presidente, Lupe Murillo. Y monta la tienda granate. Es decir, viene a hacer negocio, lo que es lícito y normal. Pero como no logra beneficios, de repente se encuentra con otro acomodo, un cargo de consejero, para el cual no reúne ninguno de los principales requisitos, ni es un accionista importante, ni un enamorado del club que se deja la vida por sus colores, ya que su vinculación al Pontevedra se remonta a media temporada cedido por el Compostela de Caneda, sin más pena ni gloria.

La verdad es que ser amigo de la que manda ayuda mucho, incluso para de repente empezar a acaparar cargos sin ocuparlos oficialmente y sin recibir remuneración alguna, al menos que se sepa. Roberto Feáns consigue ser el director deportivo sin serlo. Pero si eso les suena a magia, más sorprendente es aún que el director deportivo oficial ha desaparecido de forma misteriosa. Nos encontramos en el Pontevedra, por tanto, con el antiguamente llamado secretario técnico que no está, pero que cobra, y con uno que no lo es, pero ejerce y, parece ser, no percibe un chavo.

El hombre fuerte de Guadalupe se ha crecido y puede con más. A la tienda y la confección de la plantilla se le unen ahora otras dos actividades. La de "topo", pues así se le conoce en el vestuario granate y la de entrenador. En pantalones cortos y como buena espada de damocles, se presenta en los entrenamientos para que jugadores y técnicos sientan mejor la presión y estén incómodos. Para qué ponérselo fácil. En el Pontevedra somos así, nos gusta eso de los palos en las ruedas, que sufran.

Hasta aquí incluso lo podemos tomar a cachondeo. Lo que no es de recibo y hay que decirlo bien claro y alto, es que antes de empezar ya le estén buscando sustituto a Manu Fernández. Ya no por el chaval, que les importará un rábano porque de humanidad andan escasos; por la propia entidad, que empiezas una temporada torcida, destrozas el vestuario y luego ya no levantas cabeza. Si no cuentas con el entrenador, pues negocias y se va, que es lo normal, pero no lo mantienes y estás deseando y colaborando para que tenga dos resultados malos y cargártelo. Hay que ser valientes a la hora de tomar decisiones y no forzar situaciones para echarle la culpa al empedrado y quedar bien con la afición, que ya no es tonta, si alguna vez lo fue, que lo dudo.

Luisito es el elegido. Además de su trayectoria deportiva, cuenta con el apadrinamiento de cierto sector de fuera de nuestra ciudad relacionado con los medios de comunicación. Y en este país puedes ser mejor o peor, pero como no tengas buenas amistades, de poco sirven titulos, experiencia o valía profesional. Por tanto, más le vale a Manu Fernández que su equipo tenga una trayectoria casi inmaculada, porque su cabeza pende de un fino hilo y además le van a estar moviendo la silla a cada oportunidad.

Pues así empieza otra temporada ilusionante, con todos los ingredientes para que disfrutemos de la mejor de las telenovelas. Veremos si con final feliz y ascenso a Segunda B o con la misma decepción de los últimos años. Desde luego la pasta se la han gastado y bien. De repente el club tiene liquidez. Guadalupe ha multiplicado los panes y los peces. Esperemos que haya sido un milagro y no que los comprara en el mercado municipal y tras la comilona le pase la factura al Pontevedra, como han hecho siempre la mayoría de sus generosos predecesores.

De todas formas, muchos de estos problemas se resolverían con un mínimo de transparencia, que las cosas se cuentan y se entienden. Al contrario, cuando se ocultan, da lugar a interpretaciones y sospechas que no ayudan en nada. Aprovechando el amor que Roberto Feáns le tiene a esta institución, que igual vale para un roto que un descosido y que trabaja gratis, podemos nombrarlo director de comunicación.

Posiblemente no logre decirnos si Milo vive en un monasterio como director deportivo emérito, en plan Benedicto XVI, ni nos reconocerá que a Luisito lo recomiendan amigos más importantes que a Manu, menos aún quién es su agente de jugadores de cabecera, bien conocido y que lleva años tratando de utilizar su amistad con todos los dirigentes para sacar unas pesetillas del club de sus amores. Pero al menos, un tipo tan válido y polifacético logrará que las notas de prensa no engañen con los horarios de los partidos. No es tan difícil, incluso periodistas de la talla de Belén Esteban podrían hacerlo mejor que la encargada actual.

En fin, quedan nueve meses en los que vamos a disfrutar y seguramente padecer con el Pontevedra. Protagonistas los hay y parece que buenos, dispuestos a darlo todo para que, como en las películas, el héroe no tenga un camino de rosas. No obstante, le recomendaría al multiusos Feáns que no acapare todos los focos, que Guadalupe no lleva bien eso de no ser la niña en el bautizo, la novia en la boda y la difunta en el entierro. Y de paso, que te paguen algo hombre, que para eso estás haciendo el trabajo sucio y como salga mal te vas a llevar los palos.

Por cierto, felicidades a técnico y jugadores por superar todos los obstáculos, especialmente los de casa, y comenzar con triunfo en liga, aunque la imagen no fuera la deseada. Y nada de devolver los puntos, como dice el técnico del Ordes, que esperemos cumpla con su discurso demagógico y cuando se avergüence de ganar sin merecerlo, renuncie a la recompensa. Este Nacho es un coñón, cómo nos hace reir. Es el Mourinho gallego. Al menos a Manu no le metió el dedo en el ojo. Nos deja al chaval un par de días de baja y le cuelan a Luisito en un abrir y cerrar de ojos.

Y luego dicen que hay que tenerlos bien puestos para ser del Atlético. En Pasarón quería ver yo a los hinchas rojiblancos.

Paciencia, hermanos.