El mejor (español) de la Historia

05 de marzo 2024
Actualizada: 18 de junio

No sé ustedes, pero a mí el apagón de la emisión en SD me ha obligado a comprar un nuevo televisor para mi casa. Y por ello, con gran dolor he tenido que deshacerme de un aparato que, con sus diecisiete primaveras, aún funcionaba como el primer día, atendiendo a este último chantaje tecnológico (por un lado nos exhortan a que dejemos de consumir por consumir, pero por el otro lado nos pegan estos sablazos de supuesta obsolescencia)

No sé ustedes, pero a mí el apagón de la emisión en SD me ha obligado a comprar un nuevo televisor para mi casa. Y por ello, con gran dolor he tenido que deshacerme de un aparato que, con sus diecisiete primaveras, aún funcionaba como el primer día, atendiendo a este último chantaje tecnológico (por un lado nos exhortan a que dejemos de consumir por consumir, pero por el otro lado nos pegan estos sablazos de supuesta obsolescencia).

La diferencia más notable entre ambos trastos, aparte de los euros desembolsados, es la posibilidad de conectarlo a Internet y poder acceder a plataformas digitales. Siempre he sido animal de DVD para sortear la aburrida parrilla, pero me he aficionado por esta nueva coyuntura a sondear el archivo de RTVE ("cualquier tiempo pasado fue mejor"). Para ello, he de pagar el peaje de soportar, durante unos interminables segundos, el visionado fugaz de lo que regurgita la primera cadena generalista pública; hasta que el aparato responde tras hundir hasta el subsuelo, de pura desesperación, la tecla roja del mando.

El otro día, durante ese insufrible intervalo, me picaron los ojos con ese "programa de entretenimiento", conducido por una lacaya de la categoría de Silvia Intxaurrondo (mucho ruido y pocas nueces), en el que un grupito de analfabetos reconocidos, pero entre los que aflora alguno que otro con algo de idea, diserta sobre quién ha sido el mejor de nuestra Historia (por supuesto, se han preocupado y mucho de no mencionar "eso de español" en el título). Por lo visto, el ganador ha sido Pablo Picasso.

Supe antes de este producto por el ridículo protagonizado por Mercedes Milá quien, como analfabeta reina, recibió una buena dosis de jalea por parte de José Manuel García-Margallo en relación a Hernán Cortés.

Pero me importa un bledo, señores, estas cábalas panzudas y casi alcohólicas, donde parece que el bien quedar y el complejo patrio de inferioridad es el plato del día. Entonces, ¿por qué pierdo el tiempo con estos párrafos? La respuesta es bien simple.

Los personajes históricos despellejados en dicho aquelarre público son los mismos que aparecen en todos los libros de Historia que hemos estudiado. Quienes tuvieron poder, fama y/o riqueza: la triada de la inmortalidad. Pero, para mí, no son los mejores españoles de la Historia. ¿Saben ustedes quiénes lo son? Pues el campesinado anónimo que durante siglos y siglos se ha partido el espinazo mientras luchaba por arrancar el alimento a una tierra no siempre generosa; las gentes del mar, de piel ajada, enfrentadas a la ruleta rusa de las redes de pesca; los trabajadores sin rostro de las fábricas y de las industrias que han levantado el país, entre hierros ardientes y sacos de cemento, como bestias; la tropa uniformada y sin identidad que fue a morir lejos de su hogar o que volvió hecha un guiñapo… Nuestros padres, nuestros abuelos… Una gruesa línea genealógica que vivió y combatió en esto que es la vida y la forja de España. Sus nombres, a título individual, tan solo lucen en unas lápidas que el tiempo erosionará hasta que sean del todo irreconocibles: "el premio" por ser los mejores.