La sola presencia de Lina Garrido y Lupe Murillo nos podía adelantar lo que a todas luces sería una jornada más que interesante, sin embargo, pese a tener las expectativas muy altas, lo vivido ayer las supero, siendo uno de los mejores actos de cuantos se hayan organizado en Pontevedra en lo que va de año.
En un mundo en el que tradicionalmente el fútbol ha estado dominado por hombres, el acto celebrado ayer en la Casa das Campás, As Mulleres no Fútbol, fue un testimonio inspirador de la pasión y el compromiso de muchas mujeres que desafían barreras y estereotipos.
El evento, organizado a la perfección por la vicepresidenta del Salgueiriños C.F., Lina Garrido, fue una exhibición magistral de lo que como sociedad podemos alcanzar si el talento femenino se potencia, reconoce y valora. Desde la presencia de numerosas jugadoras infantiles y alevines hasta la participación de las invitadas, cada detalle retumbaba con un mensaje poderoso: el futbol no entiende de géneros.
La importancia de tener referentes fue el denominador común que compartieron las intervenciones de todas las ponentes entre las que estaban entrenadoras, árbitras y capitanas de distintos equipos de la zona, así como también la presidenta del Pontevedra C.F., Lupe Murillo, quien con su habilidad y dedicación ha conseguido destacarse como un ejemplo viviente de los logros que las mujeres pueden, podéis, alcanzar en el fútbol.
Saben que lo mío son los datos, y por aportar uno, según la FIFA el mundial de fútbol femenino generó alrededor de 520 millones de euros, cubriendo de sobra los costes generados, de los cuales unos 270 procedieron de los derechos audiovisuales. Es decir, las cifras demuestran que el fútbol femenino es rentable y además interesa a la sociedad, siendo esta afirmación una de las más cuestionadas hoy en día.
Garrido fue quien de crear un espacio donde las voces femeninas en el fútbol pudieron brillar con fuerza y ser celebradas logrando algo tan difícil como que las más jóvenes de la sala se animasen al finalizar a plantear aquellas cuestiones que más les preocupaban.
En definitiva, lo de ayer fue más que un evento; fue un testimonio del poder del espíritu humano y un recordatorio de la importancia de brindar apoyo y reconocimiento.