La Batalla de Farlasia: Hombría y miedo

11 de enero 2025
Actualizada: 11:29

La batalla de Farsalia, el 9 de agosto del 48 a. C., en Grecia central, suele ser considerada decisiva para el fin de la República y el inicio del Imperio

¿Qué causas, qué hechos produjeron la Guerra Civil? ¿Por qué se enojó Cesar contra Pompeio? Sobre estos interrogantes hay grandes controversias y opiniones. ¡Nosotros a lo nuestro!

En los años 73 y 71 a. C., Espartaco tuvo que enfrentarse con Roma, ya que le impidió abandonar el país y liberar a los hombres de la esclavitud. Fue derrotado y muerto en Lucania por Craso y Pompeio en abril del 71 a. C.

Finalizada esta batalla, hubo muchas desavenencias en el Imperio Romano; llegaron a una alianza entre tres: Pompeio, Cesar y Craso, formando el Primer Triunvirato. Apuestan que duró desde 60 a. C. hasta 53 a. C.

Cesar ocupó las Galias (pueblos al norte de Italia, que eran denominados "barbaros"). Craso intenta gobernar Siria; encuentra la muerte en la batalla de Carrhae. Pompeio se queda en Roma y se dedica a pactar con varios colectivos para asegurarse el senado y poder aniquilar a Cesar.

"Los senadores, llamados Padres de la Patria, eran personas que habían prestado grandes servicios a la patria; los optimates eran descendientes de grandes héroes; no habían participado en ninguna batalla ni en otros menesteres. Vivían de las rentas familiares y consiguieron ser senadores por herencia".

Cesar logra grandes victorias en La Galia y el pueblo romano lo aclama, lo admira. Pompeio teme por su sillón; pacta con los optimates y otras corrientes políticas y logra el control del senado. Envía una misiva a Cesar para que regrese a Roma, pero sin sus legiones, ya que los optimates le acusaban: hacer guerra sin permiso del senado, reclutar más legiones que las permitidas. (El presente se recicla, gobernar sometido a ocurrencias de sus compañeros de viaje).

Cesar prevé que traman aniquilarle y se enoja. Dirige su ejército hacia Italia; atraviesa el rio Rubicón el 11 de enero del 49 a. C y exclama: "Alea jacta est" (La suerte está echada). Se inicia la segunda guerra civil.

Pompeio siente pavor; se refugia en Grecia, con todos sus aliados y gran parte del senado; hace pactos con pueblos bárbaros, logrando un gran ejército a cuenta del denario público romano. (Sin comentarios).

El temeroso se atrincheró al sur de Dirraquium; el mar a su espalda era de gran defensa, rodeada de colinas que impedían un asalto por sorpresa. Como todos los cobardes, nombró a Bíbulo almirante de su flota: unas 600 naves; el objetivo es que impidiese que Cesar pisara suelo griego.

Cesar cruzó el Adriático en invierno con parte de su ejército con los barcos necesarios y se asienta en Epiro, burlando a Bíbulo; este impidió que Marco Antonio lograse alcanzar Grecia, pero murió repentinamente. Cesar las pasó canutas; en breve llegaron las legiones, bajo el mando de Marco Antonio y se preparó para derrotar a su taimado – amigo. (Marco Calpurnio Bíbulo compartió el consulado con Cesar 59 a. C.; fue su eterno enemigo, ya que Cesar le superaba en todos los aspectos; se unió a los optimates, bajo el mando de Pompeio).

El 10 de julio de 48 a. C, se enfrentaron a las afueras de Dirraquio Cesar y Pompeio, retirándose Cesar y siendo vencedor el temeroso; pudo aniquilar a su enemigo, pero temió que fuese un ardid del astuto Cesar.

Lo festejó con todos sus adictos y se mostró soberbio y soberano. Pero Cesar le desafió el 9 de agosto de 48 a. C. en Farsalia. Pompeio, laureado por sus palmeros, acepta el combate.

Los dos ejércitos se colocaron, imitando una partida de ajedrez. A Cesar le tocó jugar con las blancas; formó su ejército estratégicamente: en el centro Él, con los príncipes galos y sus tropas. (Los galos nunca abandonan a sus jefes en la guerra). Al lado izquierdo, coloca sus legiones más experimentadas; detrás su caballería; en el derecho, otras legiones de gran bravura y expertos en guerras y luchas.

El temeroso de Pompeio sitúa en el centro todas legiones romanas, su guardia personal que es numerosa; en las dos alas sitúa a tropas contratadas, no eran romanos ni les importaba el imperio romano; se habían alistado por las grandes sumas de denarios. (Pájaro de mal agüero, siempre te dejan en abandono en los momentos claves).

Toca mover ficha a Cesar. Envía un pequeño escuadrón de jinetes; la caballería de Pompeio salió con velocidad para aniquilarlos; éstos, a todo galope, se retiran, siendo perseguidos por los pompeyanos. ¡Cayeron en la trampa! Fueron emboscados y sufrieron muchas bajas; alocados, se retiran generando confusión en las filas de Pompeio. Cesar da orden de atacar con toda su caballería y sus bravas legiones. Las tropas mercenarias de Pompeio huyeron, exclamando: "Esta no es nuestra guerra".

El ejército pompeyano se vio cercado y se rindió a Cesar. El miedica de Pompeio logró huir a Egipto. Cesar va a su encuentro para ofrecerle su perdón. Llega el 28 de septiembre del año 48 a. C.; el rey Ptolomeo le entregó la cabeza de Pompeio; esto le irritó e hizo matar a sus asesinos; defendió a Cleopatra y desterró a su hermano Ptolomeo.

Cleopatra lo hechizó y tuvo un romance amoroso con él; fue el inicio de su calvario y una de las causas que sus amigos le dieran muerte.

El 15 de marzo del año 44 a. C. fue asesinado en el senado por la mayoría de los senadores: Cayo Casio, Bruto, Décimo Junio y otros muchos.

Marco Antonio persigue a los asesinos. En noviembre del año 43 a. C. se forma el Segundo Triunvirato: Marco Antonio, Cesar Octavio, y Lépido. A Marco Antonio le fue asignado Grecia y Asia. Fue enloquecido por Cleopatra, provocando una guerra entre él y Cesar Octavio, en la que encontró la muerte. (Crook Lintot y Rawson).

Estaba finalizando en reflejar estas notas que reseñé cuando estudiaba filosofía y la disciplina de Clásicas; lo lee un amiguete y de cachondeo cometa: "Xa nos decía meu pae; as mulleres son o demo, nos levan polo seu camiño. O quen ten medo e usa cartos que no son seus para mercar o poder, semper morren".

A través de los tiempos surgen grandes líderes; muchos consiguen apostar por el bienestar de sus ciudadanos; otros, en lograr un gran imperio, atacando a pueblos vecinos y lograr el mandato autoritario de su época. Leamos a Carlos Magno, a Napoleón, a Hitler y otros actuales; su final no fue nada positivo.

Todo hecho tiene sus causas y sus consecuencias. Pompeio que de joven fue un gran personaje en todo el Imperio Romano, posible fundador de Pamplona, llevado por el egoísmo, sufrió la derrota y una muerte indigna.

¡Ojalá surjan grandes líderes! Que piensen en las problemáticas de sus pueblos, que son muy angustiosas, y no en sí mismos.

 

Pedro de Lorenzo y Macías.