Ante un posible cambio: diferentes caras, pero la misma gestión municipal

28 de septiembre 2024

Tarde o temprano y no por decisión propia, el señor Lores abandonará la vida pública. En Pontevedra, salvo una gran sorpresa, no se prevén grandes convulsiones políticas en el futuro. La ciudad deberá seguir potenciando su atractivo turístico y de servicios, así como el Camino Portugués, las actividades deportivas y otros eventos culturales, a falta de grandes inversiones público-privadas que incrementen su atractivo actual. En estos 25 años con Lores en la alcaldía, sus políticas se centraron en un modelo de ciudad y desarrollo urbano basado fundamentalmente en la calidad de vida, con la peatonalización como medida estrella, algo que se ajusta al perfil del habitante de Pontevedra, que difiere notablemente del del resto de la provincia, de la cual es capital.

Desde la década de los 80, la urbe ha crecido en torno a 20.000 habitantes, casi como el crecimiento experimentado por la vecina Villa de Marín, lo que es significativo y positivo en el aspecto económico. En todo este tiempo se han creado nuevas infraestructuras que antes no existían, como el campus universitario en la época del alcalde Pedrosa y el polígono industrial del Campiño, "pendiente de ampliación". Pontevedra nunca será una ciudad con un tejido industrial de gran peso, porque las características de su estructura socioeconómica no van en esa dirección. Existen nuevas generaciones establecidas en la ciudad cuyo objetivo en muchos casos —no en todos— es ser funcionarios, influenciados por su entorno familiar, aunque también hay un creciente número de jóvenes emprendedores que, sin duda, dinamizan la economía local.

Por lo tanto, el PSdeG-PSOE y el PP, con sus respectivos candidatos, tendrán un margen muy estrecho para cambiar las políticas continuistas del BNG, ya que la mayoría de los miembros de estas formaciones provienen de la función pública, con hábitos sociales muy convencionales y afines a la sociología de Pontevedra. Solo una candidatura independiente y con un verdadero apoyo financiero podría influir, en cierta medida, en la monótona política local, moviéndose entre dos o, como mucho, tres concejales. "Esto no da para más," pero sí para un posible cambio. Las formaciones clásicas presentan líderes de perfil muy plano, pertenecientes a los aparatos de sus partidos y con cierta falta de carisma.

Si analizamos de manera resumida y gráfica los últimos procesos electorales municipales, se observa una tendencia gradual descendente del BNG, un estancamiento crónico de los socialistas pontevedreses y una evolución ascendente en las dos últimas elecciones del Partido Popular. Por lo tanto, con matices respecto a una posible formación bisagra, si se produjera un cambio real, este siempre pasaría por los conservadores locales.

En cuanto al candidato socialista, no se le discute su preparación y frescura para atraer a un electorado más joven, pero tiene poco recorrido fuera de ese ámbito, ya que para algunos sectores no deja de ser un forastero. Aunque es un buen profesional de la comunicación, también es un buen alumno del aparato socialista, con una estrategia demasiado oportunista en sus ambiciones, algo muy legítimo, pero que resulta evidente para quienes seguimos la actualidad política.