No sujeto a leyes: de forma intempestiva, impredecible e impensable hemos descubierto que una democracia se desmonta con el kikirikí de unos cuantos, sin más ni más, en un santiamén y como si nada, sacando a éste y poniendo a aquél, controlando esto y aislando aquello, dictando esto y esto más... para que la armazón que cualquier demócrata jamás pensaría en modificar, ablandar o desmantelar efectivamente llegue a desmantelarse, y la democracia ya desmochada quede al albur de las decisiones de esta o de cualquier otra casta política.
¿Qué quieren estos ruines? Voluntad férrea para mantener el poder a toda costa contra toda actuación judicial. ¿Qué es lo que hay que hacer entonces? Lo que sea. ¿Cuál es el paso principal? Eludir la legalidad constitucional: atacar la democracia. Atacar la independencia de los jueces como lo han hecho todos los dictadores que en el mundo han sido: quebrar la división de poderes, colonizar las instituciones y aprovecharse de su posición autoritaria para cometer las fechorías hasta hoy inadmisibles: lo que es negro convertirlo en blanco; lo que es sucio presentarlo como limpio. Lo que es innoble, revestirlo de ideología, hacer tragar, ocultar y falsear. Falacia tras falacia.
Una artillería que hasta este tiempo no se había utilizado de manera tan extendida y de forma tan intensa contra las estructuras que sustentan nuestra democracia, que es la convivencia entre españoles. Lo hace un personaje mediocre y un partido mediocre: dedicados al enfrentamiento civil, a calificar a miles de ciudadanos por lo que piensan, a denostarlos y asignarles la culpa y condena de los males que inventan. Nunca ha habido en democracia un gobierno tan patán, de este calibre, que utiliza epítetos como el de fascista haciendo creer a sus ovejas que estamos en los años 30. Este nivel político nos hace descender peldaños insuperables en calidad democrática, nos acerca al barro, al enfrentamiento y al atraso. Incapaz de presentar una gestión limpia dedicada al bien común o respetando al adversario, gobernando para todos los españoles. En su lugar levantan cadalsos, mascullan epítetos que los califican como unos cantamañanas: ladran con el fango, el lodo, los fachas... una basura de mentiras que asquea a la sociedad más abierta y dinámica y que forma parte del plan de control de estos patanes.
No se esconden para hacerlo: todas las decisiones pasan en vuelo por encima de su partido y por encima de sus votantes porque todas llevan el visé de la obediencia y aprobación. Qué si no se va a preocupar por juntar 22 ministros en el primer acto execrable de Franco: al funeral de la dana mandó 3 y a tomar por el saco. Como dijo hace unos años aquella ínclita que existía una conexión planetaria entre Obama y un dizque, hoy a ambos lados del Atlántico sigue la conexión: inmundicias Maduro tiene organizado para sus tontos un Congreso Mundial contra el Fascismo, y aquí nuestro representante europeo del siglo XXI saca a Franco de santa compaña para otros tantos. Debajo de ambas, suciedad y villanía.