Al lado izquierdo de San Bartolomé el Antiguo, en la calle Don Filiberto, está situada a Casa das Campáns. Una construcción civil que conserva la fachada del siglo XV. Observamos dos arcos conopiales en la entrada, con unos vanos de originalidad y labras heráldicas (Escudos nobiliarios).
Su historia está ligada al vino. Los emblemas de la fachada son testigos de que perteneció al linaje de los Puga, señores de Regodeigón (Ribadavia). Los vínculos económicos entre Ribadavia y Pontevedra se remontan al siglo XVI, desarrollando el comercio de sus vinos en esta ciudad.
Lo transportaban por camino de arrieros, para no pagar los diezmos correspondientes al camino real. Hemos encontrado parte de este camino en Arceu; llegaba desde Ribadavía hasta Mourente.
Desde esta parroquia, transportaban los campesinos los pellejos, lleno de vino ribeiro, en sus mulas u otros transportes. Lo depositaban en la casa de los Puga; ésta fue utilizada por los Benedictinos de San Salvador de Lérez para vender sus partidas de vino, que recibían como rentas. La usaron como bodega.
- - ¿Por qué le denominan casa de las Campanas?
Comentan que San Bartolomé el Antiguo no tenía campanario y usaban el Carrión de esta joya arquitectónica para avisar a los parroquianos de todos los eventos. La primera referencia la datan en 1587.
Este recinto encierra su encanto, duende y alguna leyenda. La más fabulosa es la del pirata Benito Soto; era creencia que guardaba sus tesoros en algún lugar de esta casa.
Desde entonces, los propietarios, al vender la casa, hacían una reseña "Si aparecía el tesoro, que eran propiedad del vendedor". Otros apuntan que escondió sus robos en la Isla de Tambo.
- - Siempre comentan lo mismo. ¿Cuál es la historia de este pirata?
Benito de Soto Aboal fue uno de los piratas más crueles del Atlántico y se convirtió en leyenda a bordo del barco La Burla Negra. Ordenaba asesinar sin piedad a las tripulaciones de los barcos a los que asaltaba.
Este gallego fue ejecutado en Gibraltar en 1830 acusado de 75 asesinatos y 10 barcos quemados y hundidos.
Nació en la Moureira, zona de grandes marinos, en el 22 de abril de 1805. Desde muy joven cruzó los enigmáticos océanos. En 1823 navegaba en el navío brasileño "O Defensor de Pedro". Hubo grandes desavenencias y Benito Soto se amotinó, haciéndose cargo del navío.
Dejó al capitán en tierras africanas y se lanzó a la piratería. Atacó a varios navíos ingleses y norteamericanos; era despiadado y cruel; no dejaba las víctimas con vida, aduciendo "Los muertos no hablan". Este epitafio fue copiado en muchos "westerns", siempre haciendo suyo lo propio de nuestra tierra.
Después de muchos abordajes, da muerte a tres de sus compañeros, por considerarlos poco fieles. Llega a la Coruña y vende parte de las mercancías de sus saqueos. La prepotencia de su juventud, pone rumbo hacia las costas de Cádiz, con el siguiente propósito: "vender los restos de su rapiña y retirarse para vivir como un marqués".
Confundieron el faro de la Isla de Léon con el de Tarifa, encallando muy cerca de la costa de Cádiz. Son descubiertos y diez miembros de su tripulación son ahorcados. Él logra huir y llega a Gibraltar; lo reconocen, lo apresan y es condenado a muerte en la horca en la colonia británica, a sus veinticinco años (1830).
En todos los pueblos hay alguna manzana podrida. La ambición de ser rico a cuenta de los demás, no es recomendable. Se ha escrito mucho sobre él. Apuntad las reseñas, tal vez os agrade leer sobre la vida de este sanguinario pirata: Joaquín Lazaga, capitán de navio, "El último pirata del atlántico"; en 1855 Alejandro Benisa y Fernández de la Somera, "El milano de los mares"; José María Castroviejo, "La Burla Negra"; en 1922 Alberto Fortes, "Amargas ha sido las horas"; Ramón Solís, "El dueño del miedo"; y otros autores.
En abril del año 2009, el pontevedrés Ramón Pedras -Petete- ha publicado la historia del pirata en formato cuento. "Benito Soto, el último pirata" relata las aventuras del joven de la Moureira que se convirtió, con tan sólo 22 años, en el terror del Atlántico.
La vida de "El último pirata" es llevada a escena por la compañía de teatro pontevedresa "105 BESOS" de Vicky Estévez y Tito Montes. Ya tenéis referencias para leer y reflexionar sobre la ambición y sus consecuencias.
Después de la posguerra civil, originada por egoísmos políticos que enfrentó hermanos contra hermanos, familiares contra familiares, amigos contra amigos, se ubicó a la derecha el "Bar el Pitillo"; muy famoso en mi infancia.
En 1980 quedó en abandono y fue adquirida por el ayuntamiento en el año 2000, con la finalidad de restaurarla. Hoy es la sede de la Vicerrectoría de la Universidad de Vigo.
¡Ya es hora del aperitivo! Lo sé. Toca pulpo con cachelos. Seguiremos por esta manzana; hay mucho que averiguar.
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Fotografía: © Sofía Lorenzo Gómez.