"Vuelve a pasar lo que ocurrió en la Guerra de Irak con las conservas y al principio de la pandemia con el papel higiénico y la levadura. Es una obsesión sin justificación". Habla un empresario del sector de la alimentación de Pontevedra en relación con la última psicosis que se ha generado en supermercados de toda España con un consumo masivo de aceite de girasol similar al que se vivió hace ahora dos años, en los primeros días de la pandemia de la covid-19 con el papel higiénico.
El consumo se ha disparado en los últimos días por temor al desabastecimiento derivado de la Guerra de Ucrania, al ser este uno de los principales exportadores de aceite de girasol en Europa. Las compras compulsivas han sido tales que se han detectado compras de varios litros al día por consumidor y, para evitar que este consumo repentino y masivo acabe con las existencias, en algunas cadenas ya se han adoptado medidas.
Así, son varios los establecimientos que han decidido limitar la venta de aceite de girasol y establecer límites de tres o cinco litros diarios por cliente. En otros supermercados no hay restricciones, pero sí empiezan a verse estanterías vacías porque se están limitando las reposiciones destinadas a evitar una rotura de stock.
Desde los supermercados constatan que "la gente ha empezado a llevarse mucho aceite de girasol, incluso gente que no lo consume lo está llevando". El citado empresario alerta de que es "injustificado" este consumo que muchas veces es obsesivo cuando hay mucha población que ni siquiera suele consumir aceite de girasol.
Además, insiste en que "la justificación es que hay escasez, pero no tiene sentido acaparar cuando no lo vas a necesitar" . Y añade que, en el caso del aceite de girasol, aún en el caso de que se agoten las existencias, "siempre hay un sustituto que, encima, favorece la economía nacional y es de más calidad, el aceite de oliva".
También empieza a notarse esta situación en los precios, con subidas de entre 0,15 o 0.20 céntimos por litro de aceite de girasol.
Este lunes incluso ha empezado también a notarse en el consumo de harina, pues Ucrania es también uno de los principales exportadores de cereales como el maíz o el trigo y entre los consumidores se ha empezado a difundir la sensación de que podrá llegar a agotarse.