Por la mañana cerca de cincuenta personas, participaron en la visita guiada para público infantil por el cementerio de San Mauro. En la de la tarde, pensada ya para los adultos, las previsiones se desbordaron y más de un centenar de curiosos asistieron este domingo a esta simpática y entretenida actividad.
Carlos Taboada y Enrique Mauricio (Polo Correo do Vento), interpretaron a dos almas del cementerio y fueron comentando algunas curiosidades de la necrópolis pontevedresa. Un recinto decimonónico y neoclásico, proyectado por el arquitecto municipal Rodríguez-Sesmero en 1879.
El recorrido arrancó en la puerta monumental de acceso. Reparando en los detalles del reloj de arena con alas y la calavera con las tibias cruzadas.
Justo enfrente, el panteón del doctor López de Castro, el médico de los pobres, muy cerca de la tumba del violinista Manuel Quiroga recordado con un busto esculpido por Asorey. Los Riestra, Mon, son algunos de los apellidos ilustres que van encontrándose durante el paseo entre nichos e hipogeos.
La visita teatralizada estuvo salpicada de humor y contó con la complicidad de los asistentes que no se cortaron a la hora de cantar y de llamar al unísono: "¡Perfecto! ¡Perfecto!" invocando al gaiterio boticario, que apareció encarnado por el artista Marcelo Dobode.
La comitiva fue descubriendo panteones como el de la familia Sánchez Cantón, con una talla en granito de San Francisco de Asís que tiene sus brazos amputados, procedente de la desaparecida iglesia de Los Santos, ubicada en Mollavao.
Suscitó gran interés el "cuadro de párvulos o de gloria", la zona del camposanto en la que están enterrados niños y también el cementerio civil, situado entrando al fondo a la izquierda, donde fueron enterrados los pontevedreses no creyentes en la religión cristiana además de fusilados y fallecidos del bando republicano durante la Guerra Civil.
Aquí destacan las tumbas con símbolos masónicos, especialmente la de Indalecio Armesto, periodista, filósofo y diputado de la Primera República. También la de Andrés Muruais carece de cualquier tipo de simbología religiosa. Muy cerca de ella se sitúan las tumbas del médico Celestino Poza, Alexandre Bóveda así como la del fotógrafo Francisco Zagala.
Por esta zona pasea habitualmente el conocido como "el gato republicano".
Dentro del cementerio también está el templo dedicado a San Mamede, una iglesia cristiana del siglo XI que se encontraba derruida en el lugar de Moldes y que fue adquirida por el Concello en 1967 siendo alcalde Filgueira Valverde, que dio orden de colocarla al revés, con la puerta principal mirando hacia el Este, para que diese cobijo a todo tipo de religiones.
Así de entretenidos pasaron la tarde los participantes en esta iniciativa hasta que cayó la noche y amablemente declinaron la insistente invitación de los guías de pasarla con ellos dentro del camposanto, con lo que se puso fin a esta visita.