VÍDEO.- "Me han destrozado la vida por tardar tanto"

Pontevedra
02 de febrero 2016

Pasó la noche, la madrugada y llegó el día siguiente al incendio del edificio de A Ferrería y Michelena. Los vecinos han podido volver a sus casas y los comerciantes empezar a evaluar daños. Este es el primer balance de las consecuencias de un fuego del que, cuando empezó, añún hubo quien pensó: "Mi yerno le dijo a la mujer que si se había quemado una tartera"

Maite Ramírez hace balance del incendio que la dejó sin tienda Mónica Patxot

En la noche de este lunes, Maite Ramírez Baltuille veía cómo las llamas iban quemando su negocio hasta que, ya de madrugada, todo quedaba reducido a cenizas. En la mañana de este martes, cuando todavía intentaba buscar una explicación, pues todo le parecía "como una pesadilla, aún peor", mantuvo una conversación con el jefe de Bomberos de Pontevedra, Manolo Torres, que aumentó su sensación de frustración. Explotó y le dijo, según ella misma relató: "Me han destrozado la vida por tardar tanto".

Maite Ramírez, propietaria de la tienda A Moda Ideal situada en el bajo del edificio incendiado, le trasladó sus críticas porque entiende que los bomberos de Pontevedra tardaron 45 minutos en empezar a sofocar las llamas desde la zona de A Ferrería y aseguró que "en un cuarto de hora ardió todo", de modo que esa supuesta tardanza -los Bomberos empezaron a apagar el fuego por la calle Michelena- complicó las consecuencias. Ahora sabe que "no me queda más remedio que tirar hacia delante", pero el incendio le ha truncado todos sus planes vitales: "Pensé que iba a estar toda la vida, hasta los 90 años si Dios me daba salud, como mi tío abuelo".

El fuego fue mucho más devastador en su negocio que en el segundo más afectado, la zapatería Cuplé. La propietaria, Pilar Lemos, reconocía este martes que "mi tienda está entera relativamente" si bien es cierto que a mediodía todavía no había podido entrar y valorar todos los daños. Pese a todo, se teme que ha quedado todo "inservible" y se lamenta: "Es tu vida, es tu trabajo, y, de repente, de la noche a la mañana te encuentras con que se va todo al traste". No sabe qué hará a partir de ahora, aún ni lo ha valorado. 

Las llamas no se llevaron por delante el negocio de Cristina Rodríguez Fernández, propietaria de un local de estética situado en la calle Michelena justo al lado del edificio incendiado, pero sí le están afectando. Al día siguiente, se vio obligada a suspender todas las citas concertadas y se encontró con que el local que había pintado todavía el pasado sábado no tenía luz, tenía el suelo encharcado y las paredes "muy muy calientes" y "como ahumadas". Ella está ya jubilada, pero no quiso dejar de ver con sus propios ojos cómo está el negocio por el que dio su vida y que ahora, con 76 años, le ha dado "un disgusto enorme"

Cristina no vive en el edificio, pero sí otras dos familias. En el segundo piso reside una persona mayor que tuvo que ser trasladada al hospital en la noche del lunes y este martes, cuando los bomberos y la Policía Local autorizaron a los vecinos a volver a sus casas, no lo hizo. En el tercero viven Luis Campos y su novia, a quienes los bomberos tuvieron que desalojar cubriéndoles todo el cuerpo porque ya en ese momento caían sobre las escaleras del inmueble trozos de cristal plástico quemado. Pasaron la noche con su suegra y este martes, cuando regresaron, seguían con el susto en el cuerpo. "Mi yerno le dijo a la mujer que si se había quemado una tartera", cuenta su suegra. Y es que ellos cuando empezó a salir humo del inmueble ni por asomo se imaginaban que aquello terminaría así. 

La "magnitud de las llamas" sí hizo presagiar lo peor a los vecinos del edificio situado al otro lado del incendiado, en el que reside, en sus cuatro pisos, varios miembros de una misma familia. Cuando empezó el fuego, tan sólo dos estaban en el interior y, asustadas, ya no esperaron a que los bomberos y policías les desalojasen. Todo fue tan rápido que "yo cogí mi bolso porque lo tenía a mano, pero mi hermana ni eso", relata una de ellas al día siguiente, intentando hacer balance de una noche en la que toda la familia acabó alojada por el Concello en un hotel y en la que tan sólo tienen buenas palabras para "la buena respuesta de las instituciones" locales y en la que llegaron a la conclusión de que "Pontevedra respondió muy bien, todos lo hicieron".