VÍDEO.- Marcos Vidal, ante el jurado por el crimen de Ponte Caldelas: "Quiero cumplir mi condena tranquilo"

Ponte Caldelas
14 de octubre 2019
Actualizada: 16:24

Un tribunal de jurado ha empezado a juzgar este lunes al vecino de Soutomaior Marcos Vidal González, acusado de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento por presuntamente matar a puñaladas a Manuel Rivas Muiños, marido de la mujer con la que había mantenido una relación sentimental, al que, según el auto de hechos justificables, "aumentó de forma deliberada su sufrimiento"

Entrada en la Audiencia del sospechoso de matar en Ponte Caldelas al marido de su ex-pareja PontevedraViva

Un tribunal de jurado ha empezado a juzgar este lunes al vecino de Soutomaior Marcos Vidal González para decidir si es responsable del conocido como crimen de Ponte Caldelas. Está acusado de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento por matar a puñaladas a Manuel Rivas Muiños, marido de la mujer con la que había mantenido una relación sentimental, al que, según el auto de hechos justificables, "aumentó de forma deliberada su sufrimiento". 

Marcos Vidal, en prisión provisional por esta causa desde noviembre de 2015, llegó a la Audiencia Provincial de Pontevedra sobre las 9.40 horas de este lunes en un vehículo 'Zeta' de la Policía Nacional, esposado, aparentemente tranquilo y sin tratar de esconderse de los medios gráficos que le esperaban a su llegada.

A las 13.20 horas, ya sentado en el banquillo de los acusados, empezó el juicio. Él asistió a los primeros momentos de la vista tranquilo e incluso con mirada desafiante hacia los medios de comunicación.

Aunque estaba previsto que declarara ante el tribunal, el acusado no ha querido responder a las preguntas de las partes y tan solo ha contestado a la jueza. "Me declaro culpable y siempre me declararé culpable", ha señalado, añadiendo que "llevo cuatro años esperando a que me juzguen y poder cumplir mi condena tranquilo, nada más. ¿Qué más quieren que haga?".

En su intervención, Marcos Vidal ha señalado, en referencia al jurado, que "no quiero que esa gente tenga piedad de mí", ya que ha afirmado que "si yo perdiera a un hijo pediría que encarcelaran a esa persona o que la fusilasen si fuesen otros tiempos".

"Todo lo que se pueda armar para tratar otros términos es tontería", ha añadido, aunque ha lamentado que "dicen que si me ensañé o si no quise acudir" cuando, según ha explicado, "fui yo quien llamé a Sandra (la esposa del fallecido) ese día" para contarle lo sucedido.

Un tribunal popular presidido por la magistrada de la Sección Cuarta de la Audiencia María Jesús Hernández deberá decidir si sigue las tesis de la Fiscalía, la defensa o las acusaciones particulares sobre unos hechos que él mismo confesó, pero del que las partes mantienen distintas versiones.

El ministerio público le atribuye un delito de asesinato con alevosía y solicita una pena de 20 años de prisión, la prohibición de acercarse a la viuda durante 25 años y una medida de libertad vigilada durante ocho años más. La acusación particular eleva la petición a 25 años.

El abogado defensor, Diego Reboredo, indicó este lunes a la puerta de la Audiencia que niega el ensañamiento, que haya causado un sufrimiento innecesario y también la alevosía. En cambio, solicita que se le aplique su cliente la misma circunstancia atenuante de confesión que reconoce la Fiscalía, otra de "arrebato, obcecación ou estado pasional" y una tercera de dilaciones indebidas por un "retraso injustificado" en la instrucción.

El auto de hechos enjuiciables dictado por la Audiencia sostiene que Marcos Vidal mantuvo una relación sentimental con la mujer de Manuel Rivas y que el 28 de noviembre de 2015 sobre las 7.30 horas se desplazó en su vehículo desde su domicilio en Arcade hasta el domicilio del matrimonio en Ponte Caldelas.

Aprovechando que un vecino salía, entró en el portal y subió al tercer piso, esperando allí hasta que a las 9.00 su víctima abrió la puerta del domicilio y salió hacia la escalera. Le obligó a entrar en la vivienda, dirigiéndose con él al dormitorio. Con ánimo de acabar con su vida, le sujetó por el hombro y sacó una navaja que llevaba encima "comenzando a asestarle distintas puñaladas en distintas partes del cuerpo, aumentando de forma deliberada su sufrimiento". 

Cuando su víctima ya se encontraba en el suelo y herido, pero consciente, hizo una llamada de teléfono a móvil de su ahora viuda, hizo una fotografía y se la remitió. Tras ello, y con la misma navaja, asestó otra puñalada a en la espalda, lo levantó del suelo y lo dejó tendido encima de la cama. Tras eso, abandonó el piso, se dirigió a su domicilio, se cambió de ropa y después llamó a su hermano para que lo llevase a Ponte Caldelas. Desde allí llamó al 112 relatando lo que había hecho y se entregó a la Guardia Civil en el paseo fluvial, entregando también la navaja empleada.