Isolina Villanueva Reboiras es propietaria de Textil Bueu, lleva toda la vida ante la máquina de coser. En su negocio trabajan habitualmente nueve personas, ahora algunas desde sus domicilios. Sus confecciones se destinan al ámbito del textil laboral y también la moda, dependiendo la demanda del mercado.
Ellas, como en otras actividades, se encontraron con la falta de mascarillas como herramienta de prevención durante sus horas de trabajo. Esa circunstancia sumada al panorama general hizo que la semana pasada se pusieran 'manos a la máquina' para confeccionar mascarillas y batas, guantes es lo que no podemos hacer, lamenta.
Las redes sociales han hecho de altavoz y la demanda no ha parado desde ese momento, explica abrumada por la repercusión que está teniendo. Están cosiendo unas mil quinientas mascarillas diarias que destinan al sector de la alimentación y sanitario fundamentalmente, pero también a particulares ya que "hay muchos vecinos que todos los días vienen hasta aquí para ver si podemos darles".
Isolina deja constancia de que no son mascarillas homologadas. Las realizan con tela de algodón a las que añaden un filtro de refuerzo profiláctico.
Su iniciativa es completamente altruísta, "no cobramos absolutamente nada por ellas. No lo hacemos para lucrarse", de hecho, sus proveedores habituales procedentes de varias localidades de la provincia, están suministrándoles tela para que puedan seguir disponiendo de materia prima para su iniciativa.
"Lo importante es que la cadena no se rompa", añade Isolina. Una cadena a la que se han sumado particulares que se están ofreciendo para confeccionar mascarillas desde sus domicilios.